Ejercicios Espirituales 1974

 

Tiana, 11-14 Abril 1974

 

El camino de nuestra cristificación.

 

Predicador: P. Ginés Fernández del Águila

 

Contenido

1ª Meditación. La segunda conversión. 2

2ª Meditación. La conversión (1 de 3). 8

3ª Meditación. La conversión (2 de 3) 15

4ª Meditación. La conversión (3 de 3) 18

5ª Meditación: No deis entrada al diablo. (1 de 2) 24

6ª Meditación. No deis entrada al diablo (2 de 2). 31

7ª Meditación. Características de la oración. (1 de 2) 36

8ª Meditación. Características de la oración (2 de 2) 42

9ª Meditación. El Precursor del Señor (1 de 2) 46

10ª Meditación. El Precursor del Señor (2 de 2) 51

11ª Meditación. Alter Christus (Otro Cristo). 58

 

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Formatos utilizados de letra.

Notas propias en tipo Lucida y marrón

Fragmentos de la Sagrada Escritura en Georgia y color verde

Citas de otras obras en tipo en Georgia y color azul y en algunas poesías de san Juan de la Cruz, verde el verso.

Transcripción de algunas hojas entregadas en ciclostil, en Lucida Console negra

El resto está en tipo Arial.

 

1ª Meditación. La segunda conversión.

La purificación pasiva del espíritu, es lo que San Juan de la Cruz llama segunda conversión.

Hay dos tipos de purificación: activas y pasivas.

La purificación activa es aquella en la que participan y aportan tanto Dios como el hombre.

La purificación pasiva la lleva a cabo Dios, y el hombre sólo puede aportar el dejarse purificar.

Dice el padre Laiemann:

Suelen darse dos conversiones, la primera cuando uno entra en el servicio de Dios (para nosotros el Cursillo) y la segunda, cuando uno se entrega al camino de la perfección (nunca o casi nunca se da en el Cursillo o en el rodaje), y no se da cuando hay negligencia. (Es decir cuando el hombre no quiere aportar su grano).

Dice San Juan de la Cruz en el cap. 10 del libro primero de la Subida al Monte Carmelo:

es gran lástima considerar cuál tienen a la pobre alma los apetitos que viven en ella, cuán desgraciada para consigo misma, cuán seca para los prójimos y cuán pesada y perezosa para las cosas de Dios.

La causa de no llegar a los caminos de perfección es el dejarse arrastrar en todas las cosas por la naturaleza y el sentido humano.

San Juan de la Cruz entiende por ‘naturaleza’ los instintos, el temperamento, la sensibilidad y el sentimentalismo.

Y cuando se refiere al ‘sentido humano’ recordemos aquel momento en que Jesús anuncia su pasión, en Marcos 8,33 y Pedro le dice que Él no ha de pasar nada de eso. Cristo le responde:

33 Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»

Santo Tomás de Aquino dice, hablando de la segunda conversión, que no basta la prudencia adquirida (no basta ser un hombre prudente, hace falta la prudencia infusa (a lo que San Juan de la Cruz se refiere cuando dice “toda sciencia transcendiendo”).

Esta purificación es absolutamente necesaria para destruir los tres defectos de los principiantes (que somos nosotros):

La sensualidad espiritual, produce la gula espiritual, y un exponente claro de que muchas veces se vive de la sensualidad espiritual, es la falta de perseverancia.

Se puede vivir del consuelo y del entusiasmo de la gracia, que no vienen solo de la pura fe, sino que tienen una participación sensible notable.

Es fácil, pues, confundir el seguir a Cristo con el sentir los consuelos, Es fácil aficionarse demasiado a los consuelos sensibles porque somos egoístas, y preferir el gusto de la virtud a la virtud misma; por ejemplo, a veces somos humildes y nos produce un cierto regustillo, nos da un cierto consuelo, pero no somos humildes cuando el serlo nos da incluso repugnancia. También es normal buscarse a sí mismo en el apostolado, y no dejar que Cristo haga y que Cristo quede por encima de todo, al desaparecer nosotros.

Dice San Juan de la Cruz en “Dichos de luz y amor” (Dicho 14)

Más estima Dios en ti el inclinarte a la sequedad y al padecer por su amor que todas las consolaciones y visiones espirituales y meditaciones que puedas tener.

Y en el Dicho 40:

Eso que pretendes y lo que más deseas no lo hallarás por esa vía tuya ni por la alta contemplación, sino en la mucha humildad y rendimiento de corazón.

Si no tenemos satisfecha la gula, y vivimos de sensualidad espiritual, entonces se da la pereza espiritual.

Se cae en:

·        impaciencia, que engendra rencor, desaliento, pusilanimidad, ira, mal humor.

·        desgana: particularmente cuando hemos de pasar por la vía estrecha

Dice San Juan de la Cruz en “Avisos y sentencias”, Aviso 3

Aunque el camino es llano y suave para los hombres de buena voluntad, el que camina caminará poco y con trabajo si no tiene buenos pies y ánimo y porfía animosa en eso mismo

Igualmente cuando se da la sensualidad, la gula, se produce la soberbia espiritual que suele tener las siguientes manifestaciones:

·        Se sube a la cabeza el humo de la perfección.

·        Se siente uno distinto a los demás hombres.

·        Se siente uno maestro o superior al prójimo. Cuántas veces hablamos del mundo con desprecio y no recordamos que a nosotros nos ha convertido la Gracia de Dios, y estamos convertidos por la Gracia de Dios. Dios nos ha sacado de la basura, de la mierda, para ponernos un vestido blanco, que casi no sabemos cómo llevar o cómo cuidar.

·        Se aparta uno de los verdaderos maestros del espíritu si no aprueban su espíritu, y San Juan de la Cruz advierte:

Más quiere Dios en ti el menor grado de obediencia y sujeción que todos esos servicios que le piensas hacer. (Dicho 13)

·        Busca uno director espiritual a su gusto, al que solo le comunica lo bueno, no lo malo, que es lo que hay que arreglar.

San Juan de la Cruz habla de tres señales, de los pasos de la segunda conversión, para poder discernir si lo que acontece es que estamos en la segunda conversión, o es que estamos incurriendo en defectos o en pecados que nada tienen que ver con la purificación.

Leemos en el libro 1º, cap. 9 de la Noche Oscura:

…así como no halla gusto ni consuelo en las cosas de Dios, tampoco le halla en alguna de las cosas criadas...porque, como pone Dios al alma en esta oscura noche a fin de enjugarle y purgarle el apetito sensitivo, en ninguna cosa le deja engolosinar ni hallar sabor. Y en esto se conoce muy probablemente que esta sequedad y sinsabor no proviene ni de pecados ni de imperfecciones nuevamente cometidas; porque, si esto fuese, sentirse hía en el natural alguna inclinación o gana de gustar de otra alguna cosa que de las de Dios; porque, cuando quiera que se relaja el apetito en alguna imperfección, luego se siente quedar inclinado a ella, poco o mucho, según el gusto y afición que allí aplicó…

Se sufren muchas sequedades sensibles:

La segunda señal para que se crea ser la dicha purgación es que ordinariamente trae la memoria en Dios con solicitud y cuidado penoso, pensando que no sirve a Dios, sino que vuelve atrás, como se ve en aquel sinsabor en las cosas de Dios. Y en esto se ve que no sale de flojedad y tibieza este sinsabor y sequedad; porque de razón de la tibieza es no se le dar mucho ni tener solicitud interior por las cosas de Dios.

Crisis que engendran ansias de superación y no desánimo y abandono

Y la dificultad en la oración razonada, en la meditación discursiva:

La tercera señal que hay para que se conozca esta purgación del sentido es el no poder ya meditar ni discurrir en el sentido de la imaginación, como solía, aunque más haga de su parte. Porque, como aquí comienza Dios a comunicarse, no ya por el sentido, como antes hacía por medio del discurso que componía y dividía las noticias, sino por el espíritu puro, en que no cae discurso sucesivamente, comunicándosele con acto de sencilla contemplación, la cual no alcanza los sentidos de la parte inferior, exteriores ni interiores, de aquí es que la imaginativa y fantasía no pueden hacer arrimo en alguna consideración ni hallar en ella pie ya de ahí adelante.

La conversión, es purificación en el amor.

Hablamos mucho de obligaciones, de devociones. Deberíamos hablar de amor, de cómo amamos.

En la Piedad, en el Estudio, en la Acción. Fundamental.

No hemos de hacer estudio para rebatir y para discutir, sino para conocer más a Dios y poderlo amar mejor y más, y para poder presentar cada vez mejor al mundo a Cristo, a la Luz.

Es fundamental el amor en la Acción, porque si no vale más que no hagamos nada (así, tal como suena) y vale recordar aquí la alabanza de San Pablo en 1Co 13 en la que queda justificado lo dicho.

Y es fundamental también el amor en la Piedad. El Señor dice: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, de ahí nace la Piedad, y no al revés.

Nuestro amor tiene mucho de impuro.

La Hoja de Servicios, la Reunión de Grupo y la Ultreya no es obligación, es cuestión de amor. No es ley de obligación, es ley de amor.

La vida espiritual debe ser hecha con amor, de tal manera que el amor engendra “obligaciones” y no al revés.

Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. (Mt 4, 20)

La conversión requiere desprendimiento.

Para el apóstol, es necesario el desprendimiento completo; de las cosas físicas y de las cosas del corazón. De tal suerte que sea la fe la que dirija nuestra vida y podamos dejar y coger según la fe nos diga que podemos o debemos dejar o coger.

Porque es muy corriente dar a los cristianos fórmulas facilonas del cristianismo, de un cristianismo apañado, acomodado a nuestro gusto; y nuestro gusto no es un gusto de renuncia y de sacrificio, por definición.

El apóstol se desprende de todo lo que le estorba (según la fe).

“El día que nos hacemos discípulos de una fidelidad intermitente y de una piedad rebajada, estamos de vuelta en el Calvario.”

La fidelidad total a Dios, es una actitud de la voluntad que uno renueva cada día. (Determinaciones en Exámenes de conciencia y en Ofrecimientos de obras.)

La Segunda conversión, es iniciativa de Dios.

Recogemos aquí el pasaje en el que Cristo mira a Pedro después de las negaciones:

61 El Señor se volvió y miró a Pedro. Recordó Pedro las palabras que le había dicho el Señor: «Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces» 62 y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente. (Lc, 22)

El Señor le había dicho que le negaría. Es el Señor quien toma la iniciativa. Garrigou-Lagrange habla de las tres conversiones de Pedro.

La primera, el día que abandonó su barca. Aquí le hizo cristiano:

Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.» 11 Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron. (Lc 5)

La segunda, que está entre cristiano y santo, cuando Cristo le miró:

54 Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos. 55 Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos. 56 Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: «Éste también estaba con él.» 57 Pero él lo negó: «¡Mujer, no le conozco!» 58 Poco después le vio otro y dijo: «Tú también eres uno de ellos.» Pedro dijo: «¡Hombre, no lo soy!» 59 Pasada como una hora, otro aseguraba: «Cierto que éste también estaba con él, pues además es galileo.» 60 Le dijo Pedro: «¡Hombre, no sé de qué hablas!» Y en aquel mismo momento, cuando aún estaba hablando, cantó un gallo. 61 El Señor se volvió y miró a Pedro. Recordó Pedro las palabras que le había dicho el Señor: «Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces» 62 y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente. (Lc 22)

Y la tercera, cuando le hizo santo, en Pentecostés:

1 Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos con un mismo objetivo. 2 De repente vino del cielo un ruido como una impetuosa ráfaga de viento, que llenó toda la casa en la que se encontraban. 3 Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; 4 se llenaron todos de Espíritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. (Hch 2)

La Segunda conversión es pasiva

Pasiva, porque nosotros la padecemos. Es Dios quien la provoca. No es algo en plan mazazo. Es muy lento, se produce cuando uno se va vaciando del apego a las criaturas, y se va amando con más pureza a Dios. En realidad, la mayor parte de la acción de Dios sobre nosotros, sobre su Iglesia, es una acción lenta, pausada y por ello muchas veces imperceptible.

La Segunda conversión es un viraje

Es un viraje hacia la inocencia. Recordemos la conversación de Cristo con Nicodemo

Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío. Fue éste a Jesús de noche y le dijo: «Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar los signos que tú realizas si Dios no está con él.» Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.»

Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?» Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de nuevo.

 El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.»

 Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?» 10 Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? 11 «En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. 12 Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo?

13 Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. 14 Y como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, 15 para que todo el que crea tenga en él la vida eterna. (Jn 3,1-15)

Cuando éramos niños;

·        no éramos tan maliciosos como ahora,

·        conocíamos y reconocíamos nuestra debilidad, y pedíamos ayuda,

·        ahora nos pudre pedir limosna,

·        buscábamos la ayuda de los mayores,

·        amábamos y nos dejábamos amar.

Hemos de aborrecer el “yo”. Hay un “yo” que no es amigo de Dios.

23 Porque si alguno se contenta con oír la palabra sin ponerla por obra, ése se parece al que contemplaba sus rasgos fisionómicos en un espejo: 24 efectivamente, se contempló, se dio media vuelta y al punto se olvidó de cómo era. 25 En cambio el que considera atentamente la Ley perfecta de la libertad y se mantiene firme, no como oyente olvidadizo sino como cumplidor de ella, ése, practicándola, será feliz.

26 Si alguno se cree religioso, pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su propio corazón, su religión es vana. (St 1,23-26)

Los exámenes de conciencia, no pueden ser “miraditas”, porque entonces ¡nos olvidamos de quiénes somos!

Así leemos en Romanos:

 Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien lo obra, sino el pecado que habita en mí. (Rm 7,20)

Este pecado que habita en nosotros, es un fantasma agazapado en nosotros, que sale cuando menos nos lo esperamos.

La Segunda conversión, no es solo vaciar

También hay que llenar:

Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. (Jn 2,7)

Hemos de llenar nuestra vida de presencia de Dios, de amor de Dios. Hay pues muchas tinajas que llenar, que quizás haya antes que vaciar.

El mejor tratado de arquitectura no guarece del frio ni del viento. No basta omitir el pecado, ni omitir todo pecado (vaciar), es necesario activar virtudes (llenar). No basta hacer, hacer mucho. Hay que construir, fatigarse. Nosotros hemos de llenar, y Cristo convertirá el agua en vino.

La otra es vida espiritual perfecta, que es posesión de Dios por unión de amor, y ésta se alcanza por la mortificación de todos los vicios y apetitos y de su misma naturaleza totalmente; y hasta tanto que esto se haga, no se puede llegar a la perfección de esta vida espiritual de unión con Dios, según también lo dice el Apóstol (Rm. 8, 13) por estas palabras, diciendo: Si viviéredes según la carne, moriréis; pero si con el espíritu mortificáredes los hechos de la carne, viviréis. (Llama de amor viva, Canc. 2, n 32)

A esta Segunda conversión, no le es ajena la tentación y algunas caídas aisladas

Aspecto positivo de la conversión

En nuestra vida espiritual, nos puede retrasar:

Pedro necesitó desconfiar de sí, y confiar en Dios, que no son (ninguna de las dos) cosas fáciles. Confiar es entregarse totalmente, abandonarse.

Leemos en Rut el diálogo entre Ruth y Noemí:

16 Pero Rut respondió: «No insistas en que te abandone y me separe de ti, porque adonde tú vayas, iré yo, donde tú vivas, viviré yo. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. 17 Donde tú mueras moriré y allí seré enterrada. Que Yahvé me dé este mal y añada este otro todavía si no es tan sólo la muerte lo que nos ha de separar.» (Rt 1,16-17)

Abandonarse es igual a no hacer preguntas.

Dice San Benito en el cap. 7 de su Regla que abandonarse a Dios:

Hay que abandonarse a la voluntad de Dios, ya sea oculta o manifiesta.

No hay que pedirle a Dios ni muerte dulce, ni salud,

27 Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?» (Mt 19,27)

El abandono es la forma más pura del amor.

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

¡Tú me mueves, Señor! Muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

(Soneto a Jesús crucificado)

Proceso de un niño:

·        2 a 3 meses:          dominio de la postura de la cabeza, del cerebro sobre el cuerpo.

·        5 a 6 meses:          consigue mantenerse dentado (paciencia de Job).

·        6 a 8 meses:          se levanta ayudado: necesitan ser ayudados: humildad ha de mantenerse apoyado por los objetos: mortificación.

·        11 a 12 meses:      se coloca en pie solo y da algún paso: ponerse en pies es hacer lo que uno pueda. Empieza el lenguaje: la intimidad con Dios.

2ª Meditación. La conversión (1 de 3).

Como introducción, unas lecturas maravillosas para una paraliturgia penitencial.

Me dijo: «Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte.» Me invadió el espíritu mientras me hablaba y me puso en pie; y oí al que me hablaba. Me dijo: «Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, nación rebelde, que se han rebelado contra mí. Ellos y sus padres se rebelaron contra mí hasta el día de hoy.Los hijos son de dura cerviz y corazón obstinado; a ellos te envío para decirles: Así dice el señor Yahvé. Y ellos, escuchen o no escuchen, ya que son casa rebelde, sabrán que había un profeta en medio de ellos. Y tú, hijo de hombre, no les tengas miedo ni a ellos ni a lo que digan, no temas aunque te rodeen amenazantes y te veas sentado sobre escorpiones. No tengas miedo de lo que digan, ni te asustes de ellos, porque son una casa rebelde. Les comunicarás mis palabras, escuchen o no escuchen, porque son una casa rebelde.

«Y tú, hijo de hombre, escucha lo que voy a decirte, no seas rebelde como esa casa rebelde. Abre la boca y come lo que te voy a dar.» Yo miré: vi una mano tendida hacia mí, que sostenía un libro enrollado. 10 Lo desenrolló ante mí: estaba escrito por el anverso y por el reverso; había escrito: «Lamentaciones, gemidos y ayes.» (Ez 2)

Vocación del profeta:

La mano de Yahvé fue sobre mí y, por su espíritu, Yahvé me sacó y me puso en medio de la vega, que estaba llena de huesos. Me hizo pasar por entre ellos en todas las direcciones. Los huesos eran muy numerosos por el suelo de la vega, y estaban completamente secos.Me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán vivir estos huesos?» Yo dije: «Señor Yahvé, tú lo sabes.» Entonces me dijo: «Profetiza sobre estos huesos. Les dirás: Huesos secos, escuchad la palabra de Yahvé. Así dice el Señor Yahvé a estos huesos: He aquí que yo voy a hacer entrar el espíritu en vosotros, y viviréis. Os cubriré de nervios, haré crecer sobre vosotros la carne, os cubriré de piel, os infundiré espíritu y viviréis; y sabréis que yo soy Yahvé.» Yo profeticé como se me había ordenado, y mientras yo profetizaba se produjo un ruido. Hubo un estremecimiento, y los huesos se juntaron unos con otros.Miré y vi que estaban recubiertos de nervios, la carne salía y la piel se extendía por encima, pero no había espíritu en ellos.Él me dijo: «Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre. Dirás al espíritu: Así dice el Señor Yahvé: Ven, espíritu, de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que vivan.» 10 Yo profeticé como se me había ordenado, y el espíritu entró en ellos; revivieron y se incorporaron sobre sus pies: era un enorme, inmenso ejército.

11 Entonces me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos andan diciendo: Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, todo ha acabado para nosotros. 12 Por eso, profetiza. Les dirás: Así dice el Señor Yahvé: Voy a abrir vuestras tumbas; os haré salir de vuestras tumbas, pueblo mío, y os llevaré de nuevo al suelo de Israel. 13 Sabréis que yo soy Yahvé cuando abra vuestras tumbas y os haga salir de vuestras tumbas, pueblo mío. 14 Infundiré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestro suelo, y sabréis que yo, Yahvé, lo digo y lo hago, oráculo de Yahvé.» (Ez 37)

25 Llega el terror; ellos buscarán la paz, pero no la habrá. 26 Vendrá un desastre tras otro, una mala noticia tras otra: pedirán una visión al profeta, al sacerdote le faltará la ley, el consejo a los ancianos. (Ez 7)

Te convertiré en soledades eternas, tus ciudades no volverán a ser habitadas, y sabréis que yo soy Yahvé. (Ez 35)

Si os volvéis a él de todo corazón y con toda el alma, para obrar en verdad en su presencia, se volverá a vosotros sin esconder su faz.
Mirad lo que ha hecho con vosotros y confesadle en alta voz.
Bendecid al Señor de justicia y exaltad al Rey de los siglos.
Yo le confieso en el país del destierro, y publico su fuerza y su grandeza a gente pecadora.
¡Volved, pecadores! Practicad la justica en su presencia. ¡Quién sabe si os amará
y os tendrá misericordia!

 Yo exalto a mi Dios y mi alma se alegra en el Rey del Cielo.
Su grandeza
sea de todos celebrada y confiésenle todos en Jerusalén. (Tb 13)

La conversión es un paso de la esclavitud del pecado a la libertad de los hijos de Dios.

La conversión empieza siendo una elección divina que implica una participación humana.

Llamadas a la conversión:

Hay un cierto humor en las elecciones que hace Dios. Son sorprendentes los caminos. Dios no elige al más fuerte, al más prudente, al más significado. Dios escoge a los débiles, pequeños, insignificados, estériles, ancianos.

Estas humoradas, ¡están en el plan de la salvación!

Para cerciorarse, sólo hay que ver el colegio apostólico.

La cumbre de las paradojas está en Cristo. ¿Quién más débil, Cristo comparado al cordero que va al matadero?

¿Quién ha descendido más abajo en el fracaso?

Dios viene a hacer nada menos que la obra de la salvación y el ignorado, desechado, odiado y calumniado hizo lo más grande de toda la historia. El día de la Resurrección, levanta a la humanidad a una altura brutal.

20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el docto? ¿Dónde el intelectual de este mundo? ¿Acaso no entonteció Dios la sabiduría del mundo? 21 De hecho, como el mundo mediante su propia sabiduría no conoció a Dios en su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes mediante la locura de la predicación. 22 Así, mientras los judíos piden signos y los griegos buscan sabiduría, 23 nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, locura para los gentiles; 24 mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. 25 Porque la locura divina es más sabia que los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que los hombres.

26 ¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza. 27 Ha escogido Dios más bien a los locos del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios a los débiles del mundo, para confundir a los fuertes. 28 Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es. 29 Para que ningún mortal se gloríe en la presencia de Dios. 30 De él os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual hizo Dios para nosotros sabiduría de Dios, justicia, santificación y redención, 31 a fin de que, como dice la Escritura: El que se gloríe, gloríese en el Señor. (1Co 1)

Aplicación al Movimiento: hay un poco de buena voluntad (algo de interés), Reunión de Grupo, Ultreya, Convivencias y Ejercicios Espirituales.

Hay que examinar nuestro amor verdadero a Dios, mirando el que tenemos a los hermanos, que es un buen termómetro.

Conversión y teología

Jesús inaugura una nueva existencia, que es incoherente para los mundanos (Nicodemo).

Es necesario abrir mente y corazón y desatar amarras.

Es necesaria la oración y el estudio: si sois de arriba, ¡buscad las cosas de arriba! (Cfr. Col 3)

Estamos atados por una serie de pecados veniales (amarras). Hay que desatar las amarras. Hay que apreciar con Cristo, y pensamos que la alegría, la riqueza, la abundancia, el poder, el placer, el brillo, el esplendor, la lucidez… es felicidad, según el criterio del mundo.

Criterio de Dios: Antilógica: Sermón de la montaña.

No es una higiene de nuestros pensamientos, juicios (profilaxis del pensamiento).

Nos abre al mundo de los valores sobrenaturales, nacido del plan de Dios. Mundo nuevo, ideas nuevas, vidas nuevas.

Neoontologismo, neobiología.

“Ser pobre de espíritu, ser pobre en el fondo del alma, despegado de todo, olvidarse completamente de sí mismo, tener el alma vacía de todo deseo, de toda criatura, de todos nosotros, de sí, de sí mismo, de las cosas materiales. Lleno solo de las cosas de Dios.” (P. Charles de Foucauld)

San Francisco de Asís, dice en sus Avisos o Admoniciones (XIV):

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,3). Hay muchos que, perseverando en oraciones y oficios, hacen muchas abstinencias y mortificaciones corporales, pero, por una sola palabra que les parezca injuriosa para sus cuerpos o por alguna cosa que se les quite, escandalizados enseguida se perturban. Estos no son pobres de espíritu, porque quien es de verdad pobre de espíritu, se odia a sí mismo y ama a aquellos que lo golpean en la mejilla (cf. Mt 5,39).

La conversión empieza cayendo de rodillas. Oración.

La oración es una forma de unión con Dios.

Veamos la explicación de la ineficacia de nuestra oración. Dice la sagrada escritura:

44 te has arropado en una nube
para que no pasara la oración;
(Lm 3,44)

Esa nube que está entre Dios y nosotros, es nuestro yo.

Las gracias no llegan a empaparnos porque se quedan en esa nube.

Hay en nuestra alma rincones, momentos, reacciones, turbaciones, pesimismos que no son según el Evangelio.

·        Nuestros actos espontáneos son libros abiertos. Son grietas para penetrar hasta el EGO, que es un judas.

·        Cobardías crónicas ante la virtud: los defectos hay que arrancarlos de raíz.

·        Inconsecuencias: hoy prometemos, y a la semana siguiente…

·        Somos brutalmente lentos para llegar a las consecuencias. Tanto que a menudo ni siquiera llegamos.

·        Falsas conversiones.

·        Virtudes en paños menores.

Características para que la oración llegue a Dios:

La oración es un instrumento, lo importante es la unión con Dios.

Es como una flecha. El mango se puede cambiar, la punta es definitiva. La punta de mi oración. Nada puede obrar sobre Dios sino Dios mismo. Es absolutamente necesario que nuestra oración se identifique con la voluntad de Dios.

Está deseando darnos lo que Él quiere, y nos lo da cuando se lo pedimos. Si no se lo pedimos, no nos lo da.

El poder de penetración de una flecha depende de la punta. del arranque inicial (dar con fuerza y alegría) y de la fuerza de impulsión (espíritu fervoroso).

Conversión.

Hay que tener en cuenta:

Los hongos microscópicos atacan sin distinción a las hostias consagradas y a las no consagradas, con tal de que haya humedad.

Veamos algunos parásitos microscópicos de nuestra vida espiritual:

Objeciones disimuladas que lo van enmoheciendo todo. Por ejemplo, ¿cuántas veces hemos echado la culpa a otros de nuestra ineficacia?

Son los ‘peros’. Para no hacer cosas, para no estar en línea.

No hay que ser tan exigentes: ser santos como meta única.

Enfermedad de la crítica. Los críticos tienen complejo de inferioridad y todo lo critican. ‘Si yo estuviera en Escuela, otro gallo cantaría…’

Santos de un día, apóstoles de algún día.

Razones confusas arrancadas a una lógica sin virtud, por la garra del amor propio.

El amor propio nos confunde. Es una colmena de razones confusas. (Problemas en RG) Llega a justificar lo injustificable.

Criterios evasivos que juzgan la santidad y el apostolado como una especie de excepción. Hay que cercenarlos, frenarlos con una reflexión sencilla y teológica:

Estamos en la historia de la salvación, santificación y glorificación, y no en otras historias.

Hemos de estar preparados para la guerra de cada día.

Lo que sí que hay que captar (todos los días) es que vivimos en la lejanía de Dios:

¡Oh Dios, haz que nos recuperemos,
 ilumina tu rostro y nos salvaremos!

¿Hasta cuándo, Yahvé, Dios Sebaot,
 estarás airado mientras reza tu pueblo?

Les das a comer un pan de llanto,
 les haces beber lágrimas a mares.
Somos la hablilla de los convecinos,
 nuestros enemigos se burlan de nosotros.

¡Haz que nos recuperemos, Dios Sebaot,
 ilumina tu rostro y nos salvaremos!

De Egipto arrancaste una viña,
 expulsaste pueblos para plantarla,
10 luego cuidaste el terreno,
 echó raíces y llenó la tierra.

11 Su sombra cubría las montañas,
 sus pámpanos, los enormes cedros;
12 extendía sus sarmientos hasta el mar,
 hasta el Gran Río sus renuevos.

13 ¿Por qué has hecho brecha en sus tapias,
 para que la vendimie cualquiera que pase,
14 la devasten los jabalíes del soto
 y la tasquen las alimañas del campo?

15 ¡Oh Dios Sebaot, vuélvete,
 desde los cielos mira y ve,
 visita a esta viña,
16 cuídala,
 la cepa que plantó tu diestra!

17 Como a basura le prendieron fuego:
 perezcan amenazados por tu presencia.
18 Que tu mano defienda a tu elegido,
 al hombre que para ti fortaleciste.

19 Ya no volveremos a apartarnos de ti,
 nos darás vida e invocaremos tu nombre.
(Sal 80 [90])

Exigencias de la conversión.

La conversión no es un simple viraje.

No tiene la fuerza de lo estable y permanente. El árbol quebrado sí que es algo estable y permanente. Es el hacha que cae con la fuerza de lo definitivo y quiebra una posición. La conversión suele ser una decisión perentoria e irrevocable.

A veces parece que nos damos y no nos damos.

Otras veces nos damos en un tanto por ciento.

Otras veces, le damos todo menos una poca cosa. Y esta poca cosa puede fastidiar la unión con Dios.

Sin miradas hacia atrás. Ni a ningún lado: las miradas hacia Dios.

Sin miedos paralizadores: “¡hombre de poca fe!” Tranquilos, serenos, pase lo que pase.

Sin concesión a la galería, sin obediencias de escaparate.

Sin culto a los idolillos: llevamos una auténtica pagoda de idolillos.

Vivir enamorado: cosidos al madero. Quizás levantados y calumniados.

Abandonados a la providencia divina:

En Jueces 6 y 7 leemos una humorada del Señor.

B. LA CAMPAÑA DE GEDEÓN AL OESTE DEL JORDÁN

Yahvé reduce el ejército de Gedeón.

Cap 7

Madrugó Yerubaal (o sea Gedeón), así como todo el pueblo que estaba con él, y acampó junto a En Jarod; el campamento de Madián quedaba al norte del suyo, al pie de la colina de Moré, en el valle. Yahvé dijo a Gedeón: «Demasiado numeroso es el pueblo que te acompaña para que entregue yo a Madián en sus manos; no se vaya a enorgullecer Israel de ello a mi costa diciendo: ¡Mi propia mano me ha salvado! Ahora pues, pregona esto a oídos del pueblo: El que tenga miedo y tiemble, que se vuelva y mire desde el monte Gelboé.» Veintidós mil hombres de la tropa se volvieron y quedaron diez mil.

Yahvé dijo a Gedeón: «Hay todavía demasiada gente; hazles bajar al agua y allí te los pondré a prueba. Aquél de quien te diga: Que vaya contigo, ése irá contigo. Y aquél de quien te diga: Que no vaya contigo, no ha de ir.» Gedeón hizo bajar la gente al agua y Yahvé le dijo: «A todos los que lamieren el agua con la lengua, como lame un perro, los pondrás a un lado, y a todos los que se arrodillen para beber, los pondrás al otro.» El número de los que lamieron el agua (llevándola con las manos a la boca) resultó ser de trescientos. Todo el resto del pueblo se había arrodillado para beber.Entonces Yahvé dijo a Gedeón: «Con los trescientos hombres que han lamido el agua os salvaré, y entregaré a Madián en tus manos. Que todos los demás vuelvan cada uno a su casa.» Tomaron en sus manos las provisiones del pueblo y sus cuernos, y mandó a todos los israelitas a sus respectivas tiendas, quedándose sólo con los trescientos hombres. El campamento de Madián estaba debajo del suyo, en el valle.

Presagio de victoria.

Aquella noche le dijo Yahvé: «Levántate y baja al campamento, porque lo he puesto en tus manos. 10 No obstante, si temes bajar, baja al campamento con tu criado Purá, 11 y escucha lo que dicen. Se fortalecerá tu mano con ello y luego bajarás a atacar al campamento. Bajó, pues, con su criado Purá hasta la extremidad de las avanzadillas del campamento.

12 Madián, Amalec y todos los hijos de Oriente habían caído sobre el valle, numerosos como langostas, y sus camellos eran innumerables como la arena de la orilla del mar. 13 Se acercó Gedeón y he aquí que un hombre contaba un sueño a su vecino; decía: «He tenido un sueño: una hogaza de pan de cebada rodaba por el campamento de Madián, llegaba hasta la tienda, chocaba contra ella y la volcaba lo de arriba abajo.» 14 Su vecino le respondió: «Esto no puede significar más que la espada de Gedeón, hijo de Joás, el israelita. Dios ha entregado en sus manos a Madián y a todo el campamento.» 15 Cuando Gedeón oyó la narración del sueño y su explicación, se postró, volvió al campamento de Israel y dijo: «¡Levantaos!, porque Yahvé ha puesto en vuestras manos el campamento de Madián.»

Ataque por sorpresa.

16 Gedeón dividió a los trescientos hombres en tres cuerpos. Les dio a todos cuernos y cántaros vacíos, con antorchas dentro de los cántaros. 17 Les dijo: «Fijaos en mí y haced lo mismo que yo. Cuando llegue yo al extremo del campamento, lo que yo haga lo haréis vosotros. 18 Yo y todos mis compañeros tocaremos los cuernos; vosotros también tocaréis los cuernos alrededor del campamento y gritaréis: ¡Por Yahvé y por Gedeón!»

19 Gedeón y los cien hombres que le acompañaban llegaron al extremo del campamento al comienzo de la guardia de la medianoche, cuando acababan de hacer el relevo de los centinelas; tocaron los cuernos y rompieron los cántaros que llevaban en la mano. 20 Entonces los tres cuerpos del ejército tocaron los cuernos, y rompieron los cántaros; en la izquierda tenían las antorchas y en la derecha los cuernos para poder tocarlos; y gritaron: «¡La espada por Yahvé y por Gedeón!» 21 Y se quedaron quietos cada uno en su lugar alrededor del campamento. Todo el campamento se despertó y, lanzando alaridos, se dieron a la fuga. 22 Mientras los trescientos tocaban los cuernos, Yahvé volvió la espada de cada uno contra su compañero por todo el campamento. La tropa huyó hasta Bet Hasitá, hacia Sartán, hasta la orilla de Abel Mejolá frente a Tabat.

La persecución.

23 Los hombres de Israel, de Neftalí, de Aser y de todo Manasés, se reunieron y persiguieron a Madián. 24 Gedeón envió mensajeros por toda la montaña de Efraín diciendo: «Bajad al encuentro de Madián y cortadles los vados hasta Bet Bará y el Jordán.» Se reunieron todos los hombres de Efraín y ocuparon los vados hasta Bet Bará y el Jordán. 25 Hicieron prisioneros a los dos jefes de Madián, Oreb y Zeeb; mataron a Oreb en la Peña de Oreb y a Zeeb en el Lagar de Zeeb. Persiguieron a Madián y llevaron a Gedeón, al otro lado del Jordán, las cabezas de Oreb y Zeeb.

Quejas de los efrainitas.

Cap 8

La gente de Efraín dijo a Gedeón: «¿Por qué has hecho esto con nosotros, no convocándonos cuando has ido a combatir a Madián?» Y discutieron con él violentamente. Él les respondió: «¿Qué he hecho yo en comparación de lo que habéis hecho vosotros? ¿No vale más el rebusco de Efraín que la vendimia de Abiezer? Dios ha entregado a los jefes de Madián, a Oreb y a Zeeb, en vuestras manos. ¿Qué he podido hacer yo en comparación con vosotros?» Con estas palabras que les dijo, se calmó su animosidad contra él.

C. LA CAMPAÑA DE GEDEÓN EN TRANSJORDANIA Y MUERTE DE GEDEÓN

Gedeón persigue al enemigo más allá del Jordán.

Gedeón llegó al Jordán y lo pasó; pero él y los trescientos hombres que tenía consigo estaban agotados por la persecución. Dijo, pues, a la gente de Sucot: «Dad, por favor, tortas de pan a la tropa que me sigue, porque está agotada, y voy persiguiendo a Zébaj y a Salmuná, reyes de Madián.» Pero los jefes de Sucot respondieron: «¿Acaso tienes ya sujetas las manos de Zébaj y Salmuná para que demos pan a tu ejército?» Gedeón les respondió: «Bien; cuando Yahvé haya entregado en mis manos a Zébaj y a Salmuná, os desgarraré las carnes con espinas del desierto y con cardos.» De allí subió a Penuel y les habló de igual manera. Pero la gente de Penuel le respondió como lo había hecho la gente de Sucot. Él respondió a los de Penuel: «Cuando vuelva vencedor, derribaré esa torre.»

Derrota de Zébaj y Salmuná.

10 Zébaj y Salmuná estaban en Carcor con su ejército, unos quince mil hombres, todos los que habían quedado del ejército de los hijos de Oriente. Los guerreros que habían caído eran ciento veinte mil. 11 Gedeón subió por el camino de los que habitan en tiendas, al este de Nóbaj y de Yogboá, y derrotó al ejército, cuando se creían ya seguros. 12 Zébaj y Salmuná huyeron. Él los persiguió e hizo prisioneros a los dos reyes de Madián, Zébaj y Salmuná. Y destruyó todo el ejército.

La venganza de Gedeón.

13 Después de la batalla, Gedeón, hijo de Joás, volvió por la pendiente de Jeres. 14 Tras detener a un joven de la gente de Sucot, le interrogó, y él le dio por escrito los nombres de los jefes de Sucot y de los ancianos: setenta y siete hombres. 15 Gedeón se dirigió entonces a la gente de Sucot y dijo: «Aquí tenéis a Zébaj y Salmuná, a propósito de los cuales me injuriasteis diciendo: ¿Acaso tienes ya sujetas las manos de Zébaj y Salmuná para que demos pan a tus tropas agotadas?» 16 Tomó entonces a los ancianos de la ciudad y, cogiendo espinas del desierto y cardos, desgarró las carnes de los hombres de Sucot. 17 Derribó la torre de Penuel y mató a los habitantes de la ciudad. 18 Luego dijo a Zébaj y Salmuná: «¿Cómo eran los hombres que matasteis en el Tabor?» Ellos respondieron: «Se parecían a ti; cualquiera de ellos tenía el aspecto de un hijo de rey.» 19 Respondió Gedeón: «Eran mis hermanos, hijos de mi madre. ¡Vive Yahvé que, si los hubieseis dejado vivos, no os mataría!» 20 Y dijo a Yéter, su hijo mayor: «¡Venga! ¡Mátalos!» Pero el muchacho no desenvainó la espada; no se atrevía, porque era todavía muy joven. 21 Zébaj y Salmuná dijeron entonces: «Anda, mátanos tú, porque según es el hombre es su valentía.» Gedeón se levantó, mató a Zébaj y a Salmuná y tomó las lunetas que sus camellos llevaban al cuello.

Gedeón. Fin de su vida.

22 Los hombres de Israel dijeron a Gedeón: «Reina sobre nosotros tú, tu hijo y tu nieto, pues nos has salvado de la mano de Madián.» 23 Pero Gedeón les respondió: «No seré yo el que reine sobre vosotros ni mi hijo; Yahvé será vuestro rey.» 24 Y añadió Gedeón: «Os voy a pedir una cosa: que cada uno me dé un anillo de su botín.» Porque los vencidos tenían anillos de oro, pues eran ismaelitas.25 Respondieron ellos: «Te los damos con mucho gusto.» Extendió él su manto y ellos echaron en él cada uno un anillo de su botín. 26 El peso de los anillos de oro que les había pedido se elevó a mil setecientos siclos de oro, sin contar las lunetas, los pendientes y los vestidos de púrpura que llevaban los reyes de Madián, ni tampoco los collares que pendían del cuello de sus camellos. 27 Gedeón hizo con todo ello un efod, que colocó en su ciudad, en Ofrá. Y todo Israel se prostituyó allí tras él y vino a ser una trampa para Gedeón y su familia.

28 Allí fue humillado Madián ante los israelitas, y no volvió a levantar cabeza. El país estuvo tranquilo cuarenta años, mientras vivió Gedeón. 29 Se fue, pues, Yerubaal, hijo de Joás, y se quedó en su casa. 30 Gedeón tuvo setenta hijos propios, pues tenía muchas mujeres. 31 Y la concubina que tenía en Siquén le dio a luz también un hijo, a quien puso por nombre Abimélec. 32 Murió Gedeón, hijo de Joás, después de una dichosa vejez; fue enterrado en la tumba de su padre Joás, en Ofrá de Abiezer.

Recaída de Israel.

33 Después de la muerte de Gedeón, los israelitas volvieron a prostituirse ante los Baales y tomaron por dios a Baal Berit.34 Los israelitas olvidaron a Yahvé su Dios, que los había librado de la mano de todos los enemigos de alrededor.35 No fueron agradecidos con la casa de Yerubaal-Gedeón, por todo el bien que había hecho a Israel.

Santo abandono. El estilo de Dios no es el nuestro.

El poder de Dios se despliega en la debilidad. Débiles pero sencillos. Débiles pero confiados. Débiles pero humildes.

45 Dijo David al filisteo: «Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo voy contra ti en nombre de Yahvé Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado. 46 Hoy mismo te entrega Yahvé en mis manos, te mataré y te cortaré la cabeza y entregaré hoy mismo los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra, y sabrá toda la tierra que hay Dios para Israel. 47 Y toda esta asamblea sabrá que no por la espada ni por la lanza salva Yahvé, porque de Yahvé es el combate y os entrega en nuestras manos.» (1S 17)

3ª Meditación. La conversión (2 de 3)

Las Bienaventuranzas son la antilógica. Las Bienaventuranzas no son una morada de categoría superior humanamente hablando. No son para arreglar la convivencia entre los hombres.

Nuestros juicios frente a las situaciones espirituales que contemplamos en nosotros pueden estar equivocados. De ahí vienen pesimismos y tristezas injustificados.

Para hacer los caminos de Dios, hay que andarlos con la lógica de Dios.

Y hemos de agarrarnos a la fe.

‘Tengo mil argumentos para el que cree y ninguno para el que no cree’

La conversión es un largo proceso de crecimiento que se realiza en la noche de la fe.

Aspecto positivo y negativo de la conversión.

Positivo:

Una adhesión cada vez mayor a las verdades cristianas, a la Palabra de Dios, a las exigencias de Dios y a la realidad de Dios. El Cursillo es un descubrimiento, si es algo en nosotros.

Un influjo creciente a lo largo de la vida de estas verdades a las que nos hemos abrazado.

Por ejemplo con la humildad. Con la adhesión quiero ser humilde, con el influjo empiezo a ser humilde, soy cada vez más humilde.

Negativo:

Una purificación de apriorismos y de apreciaciones puramente personales.

Tenemos mente corta, imaginación loca, corazón loco y voluntad débil para las cosas espirituales.

Hay que purificar las pelusillas de los rincones de nuestras moradas:

Sensibilidad, vanidad, orgullo, egoísmo, sensiblería. Todo eso estorba a la conversión madura y afirma que no buscamos el Reino de Dios, sino nuestros reinecillos, entre los cuales está, como uno más, el de Dios.

No hay que confundir personalidad con personalismo. El personalista es semejante a esas señoras que llevan el bolso lleno de cachivaches. Lleva su bolso lleno de sus apreciaciones y pone su huevo en todas partes. El personalismo escacharra la vida comunitaria. Dificulta el diálogo con Dios y con los hermanos.

Hay que rectificar las respuestas insuficientes a las llamadas del Señor. No seguir al Señor de lejos:

54 Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos. (Lc 22,54)

La conversión es profundización

La profundización es interiorización que conlleva desprendimiento y afincamiento.

Para arreglar y salvar las plantas, se trabaja en la raíz. No crece una planta estirándole las hojas. Hay que regar el pie para que crezca la cabeza. No basta hacer muchos ejercicios y convivencias, hay que interiorizar.

Venga a nosotros tu Reino.

Es algo que hemos de estar construyendo, no es que lo esperemos sólo. No es algo que va a venir en carro de fuego.

No esperamos con los brazos cruzados y boquiabiertos. Es un quehacer exigente de cada día.

La inercia nos acosa. Hace que el Padrenuestro sea una cantinela.

Mi oración continúa siendo poco juiciosa y responsable. Con rutina y precipitación. No trato con el Señor más que de las fruslerías de mis pelusillas.

Pasamos nuestra oración, esperando las sorpresas: qué nuevos caminos, qué nuevas consolaciones,…

Hemos de tener miedo de resultar infantiles ante Dios y no niños ante el mal.

¡Venga a nosotros tu Reino!

Empleamos nuestra vida cuidando nuestra salud física y social. ¡Si cuidásemos así el Reino de Dios!

Cómo cuido ser considerado, que me quieran, que me aprecien, mi reputación, que cuenten conmigo. No nos gusta que nos ignoren.

Cómo nos preocupan nuestros fracasos. Hemos de estar de buen humor para la oración y el apostolado. Nuestra oración y nuestro apostolado dependen a veces de una mala digestión.

Vivo de las expectativas de mis éxitos. El dracma y las vecinas… (Lc 15,8)

Me preocupa enormemente ser eclipsado. Me resultaría problemático si yo en RG soy el menos considerado. Me preocupa enormemente envejecer en mi insignificancia. ¡No soy nada!

El ¡Venga a nosotros tu Reino!, es una rutina piadosa.

El afincamiento (de la interiorización) es vivir sólo de Dios.

Dice en Ez 37,2

Me hizo pasar por entre ellos en todas las direcciones. Los huesos eran muy numerosos por el suelo de la vega, y estaban completamente secos.

Que no tenían aliento, y Dios envía una tempestad de viento.

Dirás al espíritu: Así dice el Señor Yahvé: Ven, espíritu, de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que vivan.» (Ez 37, 9)

Necesitamos el viento huracanado de las cumbres. Vivir el gran ideal del cristiano. Ser idealista no es lo mismo que vivir de idealismos. Somos hijos de Dios, tenemos derecho a vivir de los más grandes ideales.

Necesitamos el viento puro de las alturas: la vida mística. Subir todos los días al monte de la contemplación.

Y necesitamos del viento de los desiertos, la ascética.

Dice San Juan de la Cruz en el Cántico espiritual:

CANCIÓN 17

Detente, cierzo muerto;
ven, austro, que recuerdas los amores
aspira por mi huerto,
y corran sus olores,
y pacerá el Amado entre las flores.

DECLARACIÓN

2. Demás de lo dicho en la canción pasada, la sequedad de espíritu es también causa de impedir al alma el jugo de suavidad interior de que arriba ha hablado. Y, temiendo ella esto, hace dos cosas en esta canción:

La primera, impedir la sequedad, cerrándole la puerta por medio de la continua oración y devoción.

La segunda cosa que hace es invocar al Espíritu Santo, que es el que ha de ahuyentar esta sequedad del alma y el que sustenta en ella y aumenta el amor del Esposo, y también ponga el alma en ejercicio interior de las virtudes, todo a fin de que el Hijo de Dios, su Esposo, se goce y deleite más en ella, porque toda su pretensión es dar contento al Amado.

Detente, cierzo muerto.

3. El cierzo es un viento muy frío que seca y marchita las flores y plantas y, a lo menos, las hace encoger y cerrar cuando en ellas hiere. Y, porque la sequedad espiritual y la ausencia afectiva del Amado hacen este mismo efecto en el alma que la tiene, apagándole el jugo y sabor y fragancia que gustaba de las virtudes, la llama cierzo muerto, porque todas las virtudes y ejercicio afectivo que tenía el alma tiene amortiguado. Y por eso dice aquí el alma: Detente, cierzo muerto. El cual dicho del alma se ha de entender que es hecho y obra de oración y de ejercicios espirituales, para que se detenga la sequedad. Pero, porque en este estado las cosas que Dios comunica al alma son tan interiores que con ningún ejercicio de sus potencias de suyo puede el alma ponerlas en ejercicio y gustarlas, si el espíritu del Esposo no hace en ella esta moción de amor, le invoca ella luego, diciendo:

Ven, austro, que recuerdas los amores.

4. El austro es otro viento, que vulgarmente se llama ábrego. Este aire apacible causa lluvias y hace germinar las yerbas y plantas, y abrir las flores y derramar su olor; tiene los efectos contrarios a cierzo. Y así, por este aire entiende el alma al Espíritu Santo, el cual dice que recuerda los amores; porque, cuando este divino aire embiste en el alma, de tal manera la inflama toda, y la regala y aviva y recuerda la voluntad, y levanta los apetitos (que antes estaban caídos y dormidos) al amor de Dios, que se puede bien decir que recuerda los amores de él y de ella.

Viviendo sólo de Dios: mística + ascética

Sin seguridades ni garantías humanas, sin seguros de nada

En infancia espiritual: sicut parvit. Entre nosotros, ser niño resulta algo bonito, dulce, tierno. Es algo ,en el fondo, poco útil, irresponsable.

La vida no nos da ejemplos de la importancia de este sicut parvit.

Se nos recomiendan siempre virtudes viriles. Pero el Señor dice: ‘sicut parvit’. Inocencia radical, ternura entrañable, que no se da de patadas con las virtudes viriles, por cierto.

Para ser niño, debo arrojar de mí el lastre de los pesimismos.

Para los niños, todo es importante, se toman las cosas que les dices con una seriedad brutal.

Es importantísimo los detalles pequeños. No es propio de los niños las astucias.

Iglesia misionera de los niños.

Las obras apostólicas, muy buenas, muy circunspectas, sirven para programar reuniones, para dictaminar, para poner objeciones razonadísimas, pero no para ir a clavar la Cruz.

Hemos de ir en actitud de fe pura, abandonados y perdidos, diluidos en Dios.

Somos una gota de agua diluida en el cáliz.

Nosotros somos el agua, no somos nada. El agua está presente en la transustanciación, en el hacerse presente el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, y ella no sirve para nada. Representa a la Iglesia. La gota de agua no es nada importante.

La conversión es búsqueda

La conversión, que es búsqueda de Dios, es la paradoja venida de Dios a nuestras almas (nosotros abrimos la puerta).

Cuando Dios está en nosotros, Dios está entre nosotros. Y en la medida en que Dios esté en nosotros, estará entre nosotros.

Iglesia es comunidad de hombres que han sido redimidos, al vivir la causa y la fuerza que los ha reunido, se sienten llamados a realizar una solidaridad de entrega y servicio entre ellos.

Hemos de servirnos en fe, caridad y obediencia.

4ª Meditación. La conversión (3 de 3)

La andadura bíblica y los caminos del Señor (La conversión en ruta)

Éxodo. Escena del pueblo de Dios a la sombra del Sinaí. El Sinaí es un hito para la conversión. La conversión llega en un momento en el que es llamado a hacer un pacto, una alianza.

Etapas:

Rodaje.

Rodaje del Pueblo de Dios, tres largos meses de peregrinación penosa. Luego llega el pueblo de Dios al Sinaí. (Cap 15 y ss.)

Camina hacia una meta que no conoce. Todos estamos viviendo un rodaje. No todos hemos llegado al Sinaí.

En este caminar de la vida purgativa, nos hemos encontrado con

Polvo: el conocimiento de sí. Nos damos cuenta de que somos miseria. La vía purgativa nos hace ver que no somos nada.

Sudor: ha habido que trabajar, que esforzarse.

Lágrimas: desilusiones de personas y acontecimientos, amarguras, soledades.

Si la vida del cristiano es polvo, sudor y lágrimas, la vida del mundano es barrizal, barrizal e inundación.

Desprendimiento

Dios exigió a Moisés una actitud desprendida hacia muchas cosas muy dignas y muy lícitas.

Llega al Horeb y se encuentra al suegro (Jetró) a la mujer y a los hijos, a los que había tenido que abandonar (Cfr. Ex 18). Resuena a Nuevo Testamento.

El desprendimiento es algo natural a la vida sobrenatural.

Esta actitud de Moisés, contrasta con muchas de nuestras actitudes. Cursillistas con las alas quemadas por la novia, la mujer, el novio, el gusto, la comodidad o las circunstancias.

Usando de las cosas, pero siempre según la voluntad de Dios.

El desprendimiento destaca en la vida de cualquier santo.

Aislamiento

Moisés es llamado y sube a la montaña. Ve marchar a su mujer.

Llamada

La Alianza no es cualquier compromiso con Dios, no es un trato al estilo de los contratos comerciales o de trabajo.

No es quedar en algo, sino en todo. Es para darlo todo a Dios y quedarse sólo con Dios.

Características del matrimonio que nos sirven para explicarlo:

Trato mutuo, continuo, amoroso;

Aceptación mutua, alegrías, tristezas, compartir la vida. Darse a Dios, vivir para Dios y abandonar la vida en Dios. Identificación de voluntades.

Convivencia perpetua, convivencia íntima, absoluta, permanente. Se produce en el tiempo, pero es para la eternidad.

Destino común, a compartir una misión, un camino, una vida.

Por eso, abandonar a Dios es adulterio.

La infidelidad es igual a adulterio y a apostasía. Y las infidelidades preceden a la infidelidad.

La llamada exige el sí perpetuo ante todos los acontecimientos.

Ahora, pues, si de veras me obedecéis y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. (Ex 19, 5-6)

Contrastes de la conversión

La huida

Los días malos. La tentación de Israel, o los tres tiempos del pecado:

·        Olvidar       Nacen de la pereza y engendran pereza. Nacen de la tibieza y engendran tibieza.

·        Adulterar    Pecados graves, construyen becerros de oro.

·        Apostatar   Muchos apostataron, quedó el resto de Israel

Otra tentación

Nacionalismo religioso: el grupismo. Comunidad sí, grupismo no. Los llevó a mucha soberbia.

Es el predominio de lo etnológico sobre lo teológico. Pesaba más la raza, la casta que lo teológico.

Retornos

La historia del pueblo de Israel es la historia de las debilidades humanas, pero también es la historia de la misericordia divina.

Siempre podemos volver. La llamada no deja de producirse durante toda la vida.

Una de las oraciones fundamentales habría de ser: ¡Señor, ten paciencia conmigo!

Ruta de la fe

Tres tiempos:

Alianza. Punto de partida. Aceptar el plan de Dios y Dios formula una alianza.

Fidelidad. Trayectoria. Después de la alianza, mantener la fidelidad y produciendo cada día el retorno a Dios. En el Éxodo vemos la huida y retornamos sabiendo que el Señor acepta nuestros reiterados retornos.

Mesianismo. Rumbo, meta. Es Dios con nosotros.

Pasos:

·        Conocimiento y reconocimiento de Dios: Vía purgativa.

·        Aceptación de Dios: Vía purgativa.

·        Adoración de Dios. Como fruto de lo anterior.

·        Familiaridad con Dios: vía iluminativa y unitiva.

Andadura del sacrificio.

Tribulación.

13 «Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; 14 mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran. (Mt 7, 13-14)

El Decálogo nace en el monte humeante, con la niebla —la Fe—, no vemos. Entre relámpagos y truenos, dificultades de todo orden, resquebrajamientos (que se producen en el contraste de lo que nos dicta la fe y lo que nos dicta la cabeza), ante el bramido del viento (cierzo), ideas, antitestimonios, cristianos perezosos y el temblor del suelo, que nos hace sentirnos no instalados en el mundo, que es el hombre viejo, que no está conforme con los propósitos de los exámenes y de los Ejercicios Espirituales, este hombre que antes no nos dejaba arrodillar en un confesionario.

El Decálogo se cumple así, y nació así.

Dios no debe ser rebajado a la categoría de ídolo.

No es la varita mágica. No admite segundos puestos.

Viene dispuesto a ocupar el primer puesto del corazón, o mejor, todos.

Ni es un simple recurso.

El pacto con Dios, se sella con sangre.

Moisés tomó la mitad de la sangre y la echó en vasijas; la otra mitad la derramó sobre el altar.Tomó después el libro de la Alianza y lo leyó ante el pueblo, que respondió: «Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.» Entonces Moisés tomó la sangre, roció con ella al pueblo y dijo: «Ésta es la sangre de la Alianza que Yahvé ha hecho con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras.» (Ex 24, 6-8)

Sangre: sacrificio, tribulación. Recordemos la leyenda de los tres compañeros de San Francisco de Asís (cap 10)

“Consideremos la vocación misericordiosa … exhortar a los hombres.. y sobrellevadlo todo humilde y pacientemente”

La recompensa de la fidelidad

Moisés siente una reacción de ira después de haber adulterado el pueblo.

25 Moisés vio que el pueblo estaba desenfrenado, pues Aarón les había permitido entregarse a la idolatría en medio de sus adversarios. 26 Entonces Moisés se plantó a la puerta del campamento, y exclamó: «¡A mí los de Yahvé!», y se le unieron todos los hijos de Leví. (Ex 32)

La fidelidad nos hace sufrir menos. A mayor fidelidad, menor sufrimiento.

Dice San Francisco de Asís en sus avisos:

Cap. XXVII: De la virtud que ahuyenta al vicio

1 Donde hay caridad y sabiduría, allí no hay temor ni ignorancia.

2 Donde hay paciencia y humildad, allí no hay ira ni perturbación.

3 Donde hay pobreza con alegría, allí no hay codicia ni avaricia.

4 Donde hay quietud y meditación, allí no hay preocupación ni vagancia.

5 Donde está el temor de Dios para custodiar su atrio (cf. Lc 11,21), allí el enemigo no puede tener un lugar para entrar.

6 Donde hay misericordia y discreción, allí no hay superfluidad ni endurecimiento.

Nadie en este mundo ha sido más feliz que los santos.

Andadura de la fe audaz

Hablamos mucho de palanca. La palanca hay que hacerla con atrevimiento. Moisés es el colmo del atrevimiento. Hasta parece un grosero. Hay que ser mucho más osado en el pedir y en el esperar.

31 Moisés volvió a Yahvé y dijo: «Este pueblo ha cometido un gran pecado al hacerse un dios de oro. 32 Pero ahora, ¡si quieres perdonar su pecado...!, si no, bórrame del libro que has escrito.» (Ex 32, 31-32)

O sea, si no les perdonas, no quiero saber nada contigo…

Dios dice que deben reanudar el camino:

Yahvé dijo a Moisés: «Anda, vete de aquí, con el pueblo que sacaste del país de Egipto, a la tierra que juré a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciendo: `Se la daré a tu descendencia.' Enviaré delante de ti un ángel y expulsaré al cananeo, al amorreo, al hitita, al perizita, al jivita y al jebuseo. Sube a la tierra que mana leche y miel; yo no subiré contigo, pues eres un pueblo obstinado y te destruiría en el camino.» (Ex 33, 1-3)

Moisés le pide a Dios que vaya con ellos. No sencillamente un ángel:

15 Moisés contestó: «Si no vienes tú mismo, no nos hagas partir de aquí. 16 Pues ¿en qué podrá conocerse que tu pueblo y yo hemos obtenido tu favor, sino en el hecho de que tú vas con nosotros? Así, tu pueblo y yo nos distinguiremos de todos los pueblos que hay sobre la tierra.» (Ex 33)

Y Dios accede:

17 Yahvé respondió a Moisés: «Haré también esto que me pides, pues has obtenido mi favor y yo te conozco por tu nombre.» (Ex 33)

Moisés empieza a crecerse, y le pide ver su rostro:

18 Entonces Moisés dijo a Yahvé: «Déjame ver tu gloria.» 19 Él le contestó: «Yo haré pasar ante tu vista toda mi bondad y pronunciaré delante de ti el nombre de Yahvé; pues concedo mi favor a quien quiero y tengo misericordia con quien quiero.» 20 Y añadió: «Pero mi rostro no podrás verlo, porque nadie puede verme y seguir con vida.» 21 Yahvé añadió: «Aquí hay un sitio junto a mí; ponte sobre la roca. 22 Al pasar mi gloria, te meteré en la hendidura de la roca y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. 23 Luego apartaré mi mano, para que veas mis espaldas; pero mi rostro no lo verás.» (Ex 33)

Y finalmente Moisés ve a Yahvé:

28 Moisés estuvo allí con Yahvé cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las diez palabras.

29 Luego, Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas del Testimonio en su mano. Al bajar, no sabía que la piel de su rostro se había vuelto radiante, por haber hablado con Yahvé. 30 Aarón y todos los israelitas vieron a Moisés con la piel de su rostro radiante y temieron acercarse a él. 31 Moisés los llamó. Aarón y todos los jefes de la comunidad se volvieron hacia él y Moisés habló con ellos.32 A continuación, se acercaron todos los israelitas y él les transmitió cuanto Yahvé le había dicho en el monte Sinaí.33 Cuando Moisés acabó de hablar con ellos, se puso un velo sobre el rostro.34 Siempre que Moisés se presentaba delante de Yahvé para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía. Al salir, transmitía a los israelitas lo que se le había mandado. 35 Los israelitas veían la piel del rostro de Moisés radiante, y Moisés se ponía de nuevo el velo hasta que volvía a hablar con Yahvé. (Ex 34, 28-35)

La fe audaz es vivir la vida cara a cara con Dios.

La presencia de Dios durante el día, es reactivo de audacias sobrenaturales.

Dios le dice a Abraham

«Yo soy El Sadday, anda en mi presencia y sé perfecto. (Gen 17, 1)

Y leemos en Tobías:

«Acuérdate, hijo, del Señor todos los días y no quieras pecar ni transgredir sus mandamientos; practica la justicia todos los días de tu vida y no andes por caminos de injusticia, pues si te portas según verdad, tendrás éxito en todas tus cosas… (Tb 4)

Y en Proverbios:

6 reconócelo en todos tus caminos

y él enderezará tus sendas. (Pr 3,6)

De tal manera es importante, que la presencia de Dios suple todos los ejercicios.

Es un medio eficacísimo para evitar pecados. Si la vivimos con constancia y con intensidad es mucho más fácil ejercitar la virtud.

Adelante por los caminos de la fe

Continua la peregrinación, detrás queda la sombra del Sinaí. Propósitos en las horas de luz.

Por delante tiene el pueblo el desierto.

El desierto de la ascética y la fidelidad. Y un silencio intranquilizador —que no es el silencio con Dios—, el silencio de las sequedades de la purificación.

Ser cristiano es tener valor para arriesgarse a creer y vivir. Para arriesgarse a emprender estos caminos.

La fe es certeza y riesgo.

Dice el Padre Agustín Agustinovich que siempre se presenta el miedo cuando hay un bajón en la fe.

·        Cuando parece que Dios no es otra cosa que un fantasma (cuando camina sobre las aguas).

·        Cuando el horizontalismo es tan absorbente que hace desaparecer la transcendencia.

·        Cuando el precio del cuerpo se hace más valioso que toda la eternidad.

La fe se consolida y se afirma en la oración.

Es el ejercicio más importante que cualquier hombre puede hacer en su vida.

Hoy se reza muy poco. (Y nosotros).

La pobreza más preocupante de este mundo es la miseria de la fe. La miseria gorda del hombre de hoy, es que el hombre no siente la necesidad de rezar.

La omisión de la oración de por sí, no produce la crisis de fe, sino al revés.

La crisis en la oración es una crisis en el Espíritu Santo.

La oración es inevitable si existe la fe.

El que no ora, manifiesta que Dios es una persona no interesante.

Dice la Gaudium et Spes:

19. La más alta razón de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios. Ya desde su nacimiento, el hombre está invitado al diálogo con Dios: puesto que no existe sino porque, creado por el amor de Dios, siempre es conservado por el mismo amor, ni vive plenamente según la verdad si no reconoce libremente aquel amor, confiándose totalmente a Él. Mas muchos contemporáneos nuestros desconocen absolutamente, o la rechazan expresamente, esta íntima y vital comunión con Dios. Este ateísmo, que es uno de los más graves fenómenos de nuestro tiempo, merece ser sometido a un examen más diligente. (GS)

Obstáculos para la fe

El mundo actual es un auténtico obstáculo. Hay una exigencia ilimitada de consumo.

La velocidad, la angustia, el tedio, las prisas. Exceso de trabajo, que comporta carencia de tiempo y cansancio.

Idealización del sexo. Absolutización de la autonomía.

Contradicciones: reniega de Dios y se apunta al espiritismo, al culto satánico o al horóscopo.

La oración, está sujeta a educación

La oración que es puramente de petición, tiene su origen en un concepto místico y cósmico de Dios (ídolo) El ser con el que conviene estar bien (místico) y una persona interesante, nos resuelve incógnitas y necesidades (cósmico).

La oración es trato amoroso con Dios.

que nadie le tomó por amigo que no se lo pagase; (11) que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad (12), estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama. Y si vos aún no le amáis (porque, para ser verdadero el amor y que dure la amistad, hanse de encontrar las condiciones…) (Vida Sta Teresa cap 8)

5ª Meditación: No deis entrada al diablo. (1 de 2)

La vida del cristiano es vida angelical, vida profética y vida apostólica.

10 Vivimos setenta años,
ochenta con buena salud,
mas son casi todos fatiga y vanidad,
pasan presto y nosotros volamos.
(Sal 90)

Dice san Juan Crisóstomo:

Los laicos han de vivir como monjes sin celibato.

Es un nuevo monaquismo. Hay que descubrirlo, para sentirnos llamados a este género de vida.

Y sigue:

Huyendo de los lugares públicos y de la agitación de las ciudades [1] llevan sobre las montañas una vida que no tiene nada en común con la vida presente [2] en la montaña. Viven en silencio y en soledad [3] ni el cuidado de las cosas de este mundo ni la tristeza o la preocupación, ni los peligros, ni las mentiras, ni la envidia, ni el rencor ni los tristes amores los zarandean (les turban) [4].

En gran tranquilidad meditan las realidades del Reino de los cielos. Sobre todo se unen con Dios [5]. Su habitación está libre de ruidos. Su alma libre de todo apego perverso o enfermizo es ligera y rápida, más pura que el aire [6].

Su ocupación, la de Adán antes del pecado, vestido de gloria, conversaba familiarmente con Dios. [7]

Se levantan sanos, alegres, dispuestos, porque viven como ángeles del cielo, por lo tanto se levantan alegres y sonrientes dando gracias a Dios por tantos beneficios [8].

El vestido de estos hombres es digno de ellos, no se adornan como los afeminados[9].

Se arrodillan y ruegan a Dios por intenciones que ni se les ocurrirían a los hombres ordinarios [10]. No se inquietan por las cosas ordinarias, porque no tienen cuidado de las cosas materiales[11].

Después de sus oraciones santas y prolongadas, cada uno se dirige a su trabajo [12].

En el Espejo de Perfección dice San Francisco:

Cuando el bienaventurado Francisco eligió a los hermanos que quería enviar, les dijo: «En el nombre del Señor, id de dos en dos por el camino con humildad y dignidad, y, sobre todo, en riguroso silencio desde la mañana hasta pasada la hora de tercia, orando al Señor en vuestros corazones y sin que salgan de vuestra boca palabras ociosas e inútiles. Aunque vayáis de viaje, sea vuestro hablar tan humilde y mirado como si estuvieseis en el eremitorio o en la celda. Porque, dondequiera que estemos o caminemos, tenemos la celda con nosotros, ya que el hermano cuerpo es nuestra celda y el alma es el ermitaño que vive dentro de ella para orar al Señor y meditar en Él. (Ap. 65)

Análisis del texto de San Juan Crisóstomo.

[1] Necesidad del silencio.

Todo cristiano está llamado a una vida en silencio. San Juan de la Cruz habla repetidamente de la importancia del silencio. Silencio como presencia de Dios y recogimiento interior.

Gritar mucho hacia afuera y poco hacia adentro produce las afonías del alma.

El apostolado no es esencialmente hacer, sino manifestar. Hay que manifestar lo contemplado, manifestar el secreto de amor que Dios ha producido en nuestros corazones.

Sólo el silencio habla cuando en el silencio está Dios.

No basta la oración difusa como alimento. Hace falta la contemplativa.

Dice San Juan de la Cruz en los Puntos de Amor:

21. Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma.

Lo espiritual requiere silencio, pero más que silencio físico, la actitud de silencio.

[2] Montañas: Las montañas tienen una gran importancia psicológica e histórica en la salvación.

Yahvé es un Dios de las montañas, no es Dios de las llanuras (1R 20,28)

Moisés subió al monte de Dios y Yahvé lo llamó desde el monte, y le dijo: «Habla así a la casa de Jacob y anuncia esto a los hijos de Israel: (Ex 19,3)

Sucederá en días futuros
que el monte de la Casa de Yahvé
será asentado en la cima de los montes
y se alzará por encima de las colinas.
Confluirán a él todas las naciones,
y acudirán pueblos numerosos. Dirán:
«Venid, subamos al monte de Yahvé,
a la Casa del Dios de Jacob,
(Is 2,2)

Características de los profetas.

36 otros soportaron la prueba de burlas y azotes, de cadenas y prisiones. 37 Fueron apedreados, torturados, aserrados, muertos a espada; anduvieron errantes cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; faltos de todo; oprimidos y maltratados, 38 ¡hombres de los que no era digno el mundo!, errantes por desiertos y montañas, por grutas y cavernas. 39 Y todos ellos, aunque alabados por su fe, no consiguieron el objeto de las promesas. 40 Dios tenía dispuesto algo mejor para nosotros, de modo que no llegaran ellos sin nosotros a la perfección. (Hb 11, 36-40)

Es propio del profeta no caminar con el mundo, caminar a contrapelo (si es necesario, no es hay que ir a contrapelo porque sí).

No sigas, pues, los senderos que a cordel trazaron ellos; ve haciéndote el tuyo a campo traviesa, con tus propios pies, pisando sus sementeras si es preciso. Así es como mejor les sirves, aunque otra cosa crean ellos. Tales caminos, hechos así a la ventura, son los hilos cuya trama forma la vida social; si cada cual se hace el suyo, formarán con sus cruces y trenzados rica tela, y no calabrote.

¿Orientación segura te exigen? Cualquier punto de la rosa de los vientos que de meta te sirva te excluye a los demás. Y ¿sabes acaso lo que hay más allá del horizonte? Explóralo todo, en todos sentidos, sin orientación fija, que si llegas a conocer tu horizonte todo, puedes recogerte bien seguro en tu nido.

Que nunca tu pasado sea tirano de tu porvenir; no son esperanzas ajenas las que tienes que colmar. ¿Contaban contigo? ¡Que aprendan a no contar sino consigo mismos! ¿Qué así no vas a ninguna parte, te dicen? Adonde quiera que vayas a dar será tu todo, y no la parte que ellos te señalen. ¿Qué no te entienden? Pues que te estudien o que te dejen; no has de rebajar tu alma a sus entendederas. Y, sobre todo en amarnos, entendámonos o no, y no en entendernos sin amarnos, estriba la verdadera vida. Si alguna vez les apaga la sed el agua que de tu espíritu mana, ¿a qué ese empeño de tragarse el manantial? Si la fórmula de tu individualidad es complicada, no vayas a simplificarla para que entre en su álgebra; más te vale ser cantidad irracional que guarismo de su cuenta.

Tendrás que soportar mucho porque nada irrita al jacobino tanto como el que alguien se le escape de sus casillas; acaba por cobrar odio al que no se pliega a sus clasificaciones, disputándole de loco o de hipócrita. ¿Qué te dicen que te contradices? Sé sincero siempre, ten en paz tu corazón y no hagas caso, que si fueses sincero y de corazón apaciguado, es que la contradicción está en sus cabezas y no en ti. (¡Adentro!, Miguel de Unamuno)

[3] El silencio no consiste únicamente en callarse, sino en hablar de Dios y hablar con Dios (oración y apostolado).

El silencio profético es algo más que mera restricción del uso de las palabras. Es recogimiento profundo, para ahogar en nosotros el ruido del pecado, para hacer penitencia, para escuchar a Dios. Para alabar a Dios, para descubrir las grandezas de Dios, captar de alguna manera que Dios me está amando.

porque el hábito del demasiado hablar y del demasiado oír nos enturbia el sentimiento de la santidad de la palabra. (Elogio de la palabra, Joan Maragall)

[2] y [3] Fidelidad y paciencia

Dos modos de testimonio de Dios: morir por Dios, mortificarse por Dios.

He aquí la mortificación que Dios quiere:

NO DEIS ENTRADA AL DIABLO (Ef. 4,27ss)

Col. 3,1ss

Mortificad vuestros miembros

la    fornicación

      impureza

      liviandad

      concupiscencia

      avaricia

en las que anduvisteis un tiempo, cuando vivíais en ellas

 

Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él.

Por tanto, mortificad cuanto en vosotros es terreno: fornicación, impureza, pasiones, malos deseos y la codicia, que es una idolatría, todo lo cual atrae la ira de Dios sobre los rebeldes, y que también vosotros practicasteis en otro tiempo, cuando vivíais de ese modo. (Col 1)

Ef. 5,17ss

ni    palabras torpes

      groserías

      truhanerías

que ni siquiera pueda decirse que lo hay entre vosotros, como conviene a santos

Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma. La fornicación, y toda impureza o codicia, ni se mencione entre vosotros, como conviene a los santos. Lo mismo que la grosería, las necedades o las chocarrerías, cosas que no están bien; sino más bien, acciones de gracias. (Ef 5)

Col. 3,8ss

Pero ahora deponed también todas estas cosas

      ira

      indignación

      maldad

      maledicencias

      torpe lenguaje

(“si alguno se cree religioso, sin refrenar su lengua su religión es vana”) Santiago 1,26

Mas ahora, desechad también vosotros todo esto: cólera, ira, maldad, maledicencia y obscenidades, lejos de vuestra boca. (Col 3)

Ef. 4,25ss

      amargura

      arrebato

      cólera

      blasfemia

      y toda malignidad

despojaos de la mentira

no salga de vuestra boca palabra àspera

 

25 Por tanto, desechando la mentira, decid la verdad unos a otros, pues somos miembros unos de otros. 26 Si os airáis, no pequéis; no se ponga el sol mientras estéis airados, 27 ni deis ocasión al diablo. 28 El que robaba, que ya no robe, sino que trabaje con sus manos, haciendo algo útil para que pueda socorrer al que se halle en necesidad. 29 No salga de vuestra boca palabra dañosa, sino la que sea conveniente para edificar según la necesidad y hacer el bien a los que os escuchen. 30 No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Toda amargura, ira, cólera, gritos, maledicencia y cualquier clase de maldad, desaparezca de entre vosotros. (Ef 4)

Tito

Evita las cuestiones necias

las cuestiones necias y tontas, pues siempre engendrar altercados (II Timoteo)

Evita las contiendas

disputas vanas que de nada sirven (II Timoteo)

y debates

las profanas y vanas parlerías...su palabra cunde — como gangrena (11 Timoteo)

9 Evita discusiones necias, genealogías, contiendas y disputas sobre la Ley, porque son inútiles y vanas. (Tt 3,9)

23 Evita las discusiones necias y estúpidas; tú sabes bien que engendran altercados. (2Tm 2)

14 Esto has de enseñar; y conjura en presencia de Dios que se eviten las discusiones de palabras, que no sirven para nada, si no es para perdición de los que las oyen (2Tm 2)

16 Evita las palabrerías profanas, pues los que a ellas se dan crecerán cada vez más en impiedad, 17 y su palabra irá cundiendo como gangrena. (2Tm 2)

 

I Timoteo 6,20

Evitando las vanidades impías

Evitando las contradicciones de la falsa ciencia

Ef. 4,17ss

No seáis insensatos, sino entendidos de cual es la voluntad del Señor.

Guardaos de entristecer al Espíritu Santo (Ef, 4,17ss)

No apaguéis al Espíritu (I Tes. 5,12ss)

Si os enojáis no pequéis ni se ponga el sol sobre vuestra iracundia (Ef. 4,17ss)

No te avergüences jamás del testimonio de vuestro Señor (II Timoteo) No se embaraza en los negocios de la vida (II Timoteo) Huye de las pasiones juveniles (II Timoteo)

Mirad que ninguno vuelva a nadie mal por mal, sino que en todo tiempo os hagáis el bien unos a otros y a todos (I Tes. 5,12ss)

No tengáis parte con ellos (con los hijos de la rebeldía) (Ef. 4,17ss)

Para que ya no seamos niños que fluctúan y se dejan llevar de todo viento de doctrina (Ef. 4,17ss)

Absteneos hasta de la apariencia de mal (I Tes. 5,12ss)

No os canséis de hacer el bien (II Tes. 3,13)

Seamos sobrios (I Tes. 5,12ss)

No os engañéis unos a otros:

despojaos del hombre viejo con todas sus obras (Col. 3,lss)

Copia facsímil de las hojas entregadas:

 

[4]

14 Guarda del mal tu lengua,
tus labios de la mentira;

15 huye del mal y obra el bien,
busca la paz y anda tras ella.
(Sal 34, 14-15)

Paz del justo.

La paz no consiste en no tener enemigos. Esto no depende de nosotros. Consiste en no guerrear con los enemigos: no les demos ese gusto.

Normas: Ver, oír y callar. O bien: ni ver ni oír, para no tener que callar.

38 «Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. 39 Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; 40 al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; 41 y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. 42 A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.

43 «Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.44 Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, 45 para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? 47 Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? 48 Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial. (Mt 5, 38-48)

El secreto de nuestra paz: callar, soportar, aguantar.

El Cristo del apóstol, es el Jesús abandonado. El apóstol no debe rehuir la oscuridad, ser un don nadie. Cristo tuvo 30 años de vida oscura. El apóstol, como Cristo, no rehúye:

Visión profética de la pasión:

Despreciado, marginado,
hombre doliente y enfermizo,
como de taparse el rostro por no verle.
Despreciable, un Don Nadie.

¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba
y nuestros dolores los que soportaba!
Nosotros le tuvimos por azotado,
herido de Dios y humillado.

Él ha sido herido por nuestras rebeldías,
molido por nuestras culpas.
Él soportó el castigo que nos trae la paz,
y con sus cardenales hemos sido curados.

Todos nosotros como ovejas erramos,
cada uno marchó por su camino,
y Yahvé descargó sobre él
la culpa de todos nosotros.

Fue oprimido, y él se humilló
y no abrió la boca.
Como un cordero al degüello era llevado,
y como oveja que ante los que la trasquilan
está muda, tampoco él abrió la boca.
(Is 53, 3-7)

Este Cristo que no refuta, que no contesta, no nos gusta. Nos gusta más el Cristo de las maravillas, de los milagros, del templo y del látigo, de las predicaciones, de las palmas.

Nos resulta insoportable la pasividad forzada, la aceptación silenciosa de humillaciones, desprecios, arrinconamientos.

Nos gusta más convencer que callar, y nos gusta más vencer que convencer (¡ojo en el apostolado!).

Hay muchos momentos en que Dios quiere que nos callemos.

¡No os preocupéis nunca de los resultados del apostolado!

Los pinos se dejan desangrar. La santidad consiste en, sin dejar de hacer, aceptar y sangrar.

Jesús: en su vida tiene una acción pasiva -> Voluntad de Dios.

            en su pasión tiene una pasión activa -> A la muerte va él.

Fiat es hágase en mí (pasivo), no haga yo.

“Para aquél que es atacado con mentiras y calumnias, un consejo: “eleve el alma”. Es la única arma que puede usar en este caso. Mire hacia adelante, no permita que piensen que sus ataques le han afectado, no caiga en la vulgaridad de intentar defenderse, mantenga la sangre fría, calma” (Henrik Ibsen, “Aprender a sufrir”)

 

 

 

 

" Si puedes mantener intacta tu firmeza
cuando todos vacilan a tu alrededor
Si cuando todos dudan, fías en tu valor
y al mismo tiempo sabes exaltar su flaqueza

Si sabes esperar y a tu afán poner brida
O blanco de mentiras esgrimir la verdad
O siendo odiado, al odio no le das cabida
y ni ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad

Si sueñas, pero el sueño no se vuelve tu rey
Si piensas y el pensar no mengua tus ardores
Si el triunfo y el desastre no te imponen su ley
y los tratas lo mismo como dos impostores.

Si puedes soportan que tu frase sincera
sea trampa de necios en boca de malvados.
O mirar hecha trizas tu adora quimera
y tornar a forjarla con útiles mellados.

Si todas tu ganancias poniendo en un montón
las arriesgas osado en un golpe de azar
y las pierdes, y luego con bravo corazón
sin hablar de tus perdidas, vuelves a comenzar.

Si puedes mantener en la ruda pelea
alerta el pensamiento y el músculo tirante
para emplearlo cuando en ti todo flaquea
menos la voluntad que te dice adelante.

Si entre la turba das a la virtud abrigo
Si no pueden herirte ni amigo ni enemigo
Si marchando con reyes del orgullo has triunfado
Si eres bueno con todos pero no demasiado

Y si puedes llenar el preciso minuto
en sesenta segundos de un esfuerzo supremo
tuya es la tierra y todo lo que en ella habita
y lo que es más serás hombre hijo mío....
"

If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you;
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;

If you can wait and not be tired by waiting,
Or, being lied about, don't deal in lies,
Or, being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise;

If you can dream —and not make dreams your master;
If you can think —and not make thoughts your aim;
If you can meet with triumph and disaster
And treat those two imposters just the same;

If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to broken,
And stoop and build 'em up with wornout tools;

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;

If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: "Hold on";

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with kings —nor lose the common touch;
If neither foes nor loving friends can hurt you;
If all men count with you, but none too much;

If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run—
Yours is the Earth and everything that's in it,
And —which is more— you'll be a Man my son!

(If, J. R. Kipling)

[5] Dos pasos en la perfección apostólica.

Activo:

27 Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?» (Mt 19,27)

Pasivo:

33 Sino que ésta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel, después de aquellos días —oráculo de Yahvé—: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. (Jr 31,33)

Activo: lo doy yo, pasivo lo produce Dios, cuando le dejamos que lo produzca.

Dice San Juan de la Cruz:

por cuanto este amor es infuso, es más pasivo que activo, y así engendra en el alma pasión fuerte de amor (Noche oscura, cap 11, 2)

Cristo está harto de apóstoles que hablan. Necesita apóstoles que vivan. Es la queja del Señor:

Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo:

Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.» (Mt 15, 7-9)

Tan pronto como creí que había un Dios, comprendí que no podía hacer nada más que vivir para él. Mi vocación religiosa data del mismo momento que mi fe. ¡Dios es tan grande..! ¡Existe tal diferencia entre Dios y todo lo que no es Él…! (Escritos esenciales pp 41-42, Charles de Foucauld)

6ª Meditación. No deis entrada al diablo (2 de 2).

[6] El Señor no está donde hay ruido. El ruido de los afectos desordenados, de las pasiones no vencidas, de los instintos no dominados.

Nuestro hermano cuerpo es la celda donde habita el alma, más pura que el aire.

La vida angélica supone que se han realizado dos condiciones:

·        El placer de la soledad con Dios.

·        El olvido de las ocupaciones absorbentes y negocios abrumadores

Pues la soledad y el silencio desembocando en el vacío, es antinatural.

(Lo de Papini: “no puede soportar la soledad…”)

¡Ojo! ocupaciones absorbentes se apoderan de nosotros. El trabajo no debe dominarnos.

Decía Unamuno:

No encadenes tu fondo eterno, que en el tiempo se desenvuelve, a fugitivos reflejos de él. Vive al día, en las olas del tiempo, pero asentado sobre tu roca viva, dentro del mar de la eternidad; al día en la eternidad es como debes vivir (¡Adentro!)

[7] Nuestra ocupación: hacer maravillosamente bien los pequeños detalles.

“Libertad, derechos, conciencia, dignidad y toda la secuela de nominalismo. Todas las ideologías empiezan por aquí, por las nubes, habrá que empezar por las cosas más pequeñas y sencillas”. “El que es fiel en las cosas pequeñas…”

Detalles. Antes de entrar en casa, después de entrar, ya en casa.

Para vivir los pequeños detalles, hay que estar constantemente en el propio autodominio, y para eso hay que azuzar la caridad.

No hagamos grandes actos de caridad y de humildad, sino pequeños.

Habrá que empezar por guardar los Mandamientos. Abandonarte a ti, seguirme a Mí.

Lema: Hablar siempre con Dios, hablar todo con Dios, las cosas más pequeñas e insignificantes.

Decía Tolstoi

Recuerdo que un día, después de haber oído una referencia de un astrónomo eminente acerca del análisis espectral de las estrellas de la vía láctea, pregunté a dicho astrónomo si consentiría en dar una conferencia acerca del movimiento de la Tierra, pues entre sus oyentes había muchos que ignoraban la causa del día y de la noche y de las distintas estaciones del año. , me respondió, es un bello tema, pero muy difícil. Me es mucho más fácil hablar del análisis espectral de la vía láctea. (¿Qué es el arte?, cap. 18)

Hemos de ser como los niños, atentos a Dios, atentos a las insinuaciones divinas

“El Señor nos encomienda estar atentos a los brotes de la higuera que indican que viene el verano” Las grandes cosas no anuncian nada. Las pequeñas cosas anuncian las grandes. (Jacques Maritain “Algunas promesas del Arte de nuestro tiempo”)

[8] Felicidad (en el mundo).

Tiene muy poco de felicidad, es una falsificación, no responde a nuestra necesidad.

En el fondo, es algo trivial.

Sin recurrir a cosas malas:

Hermann Hess: “La felicidad es la sonrisa de Dios.”

Sta. Teresita del Niño Jesús: “Hacer sonreír al Señor”.

“Desbordantes alegrías” (Prefacio del Espíritu Santo)

Y todo el orbe de la tierra está exultante, inundado de alegría.

Hay una alegría escondida,


Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el Cielo
un rayo de tu luz.

Ven, Padre de los pobres,
ven a darnos tus dones,
ven a darnos tu luz.

Consolador lleno de bondad,
dulce huésped del alma,
suave alivio para el hombre.

Descanso en el trabajo,
templanza en las pasiones,
alegría en nuestro llanto.

Penetra con tu santa luz
en lo más íntimo
del corazón de tus fieles.

Sin tu ayuda divina
no hay nada en el hombre,
nada que sea inocente.

Lava nuestras manchas,
riega nuestra aridez,
cura nuestras heridas.

Suaviza nuestra dureza,
enciende nuestra frialdad,
corrige nuestros desvíos.

Concede a tus fieles,
que en Ti confían,
tus siete sagrados dones.

Premia nuestra virtud,
salva nuestras almas,
danos la eterna alegría.
¡Amén. Aleluya!


El Señor no es indiferente ante ningún acontecimiento de nuestra vida, hasta los más insignificantes:

«¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos. (Lc 12)

Él está pendiente de todo lo nuestro.

Tanto es así que cada uno de nosotros es la preocupación de Dios.

Yo soy la preocupación de Dios, hasta tal grado que envía a su propio Hijo para salvarme a mí.

Delante de mí y de los demás, procura siempre tener alegría, pues es indigno del siervo de Dios aparecer ante sus hermanos u otros con tristeza y rostro turbado» (San Francisco de Asís, Espejo de Perfección, 96)

Entendía por alegría del rostro el fervor y la solicitud, la disposición y la preparación de alma y cuerpo para hacer todo bien de buena gana, porque los hombres más se mueven en ocasiones por este fervor y disposición que por la misma obra buena (San Francisco de Asís, Espejo de Perfección, 96)

Prepararse para el bien:

Detalles en todos los ambientes en que vivimos, y con Dios.

En casa, mimar los detalles, hacerlos consciente y deliberadamente, sin rutina.

[9] Vestidos materiales: (no seamos muñecos).

Vestidos del alma: “Revestíos de Cristo.”

Si estuviese en nuestra mano al que es feo hacerle hermoso y agraciado,
y al doliente hacerle sano y al sin ventura dichoso,
¿que cuidado procuráramos tener en hacer que aquesta cosa fuera tal?
Si fuese en nuestro poder tornar la cara hermosa corporal.

Nuestra vista si está ciega es porque lo procuramos y queremos,
que como el pecado llega, por el camino así vamos que no vemos:
si no nos cegáse el ver desta vida trabajosa y tan mortal,
como podemos hacer el anima gloriosa angelical.

¿Para que el gesto se asea y con agua, color, mudas, se ha pintado
pues tanto mal acarrea y ha reynos con guerras crudas trastornado?
si fuera dado de arriba hacer cara vencedora y muy apuesta,
¿que diligencia tan viva tuviéramos cada hora y tan presta?

De aqui sale amor que prende, turba, ciega hiere y mata, fuerza y hunde,
altos con baxos enciende, fuertes, flacos, sabios ata y confunde:
nuestro flaco ser derriba, la cara que asi se dora y caro cuesta,
en componer la captiva y dexando a la señora descompuesta. (Jorge Manrique, COPLAS DE DON JORGE MANRIQUE HECHAS A LA MUERTE DE SU PADRE)

La captiva es el cuerpo, la señora, es el alma.

Hábitos malos

42. Los hábitos de voluntarias imperfecciones que nunca acaban de vencerse, no solamente impiden a la divina unión, pero para llegar a la perfección, como son: costumbre de hablar mucho, algún asimientillo sin vencer, como a persona, vestido, celda, libro, tal manera de comida y otras conversaciones y gustillos en querer gustar de las cosas, saber y oír y otras semejantes. (San Juan de la Cruz, Puntos de Amor, nº 42)

asimientillo: apego desordenado a personas…

conversaciones que ni van ni vienen, quizá murmuraciones.

Hábitos o vestidos de la mente:

Clases de analfabetos:

1. Puro y clásico: El que no sabe escribir ni leer: suele ser un hombre virtuoso, pero no tienen ideas y no tienen ideas virtuosas.

2. El impuro total: Es el hombre moderno, es un hombre artificial, está mal hecho. Tiene una educación muy moderna: saben leer pero renuncian a leer. Leen lo estrictamente indispensable: carteleras, la guía telefónica y artículos del periódico deportivo.

Es el típico hombre de acción: no cree en las ideas, sólo en las acciones. Es activo, audaz. Son los grandes héroes de hoy, toman Cynar, o sea, alcachofas, son verdes. Su recreo favorito el tenis, el golf, el Kung-fu. Su dios es la acción, bastante carente de masa gris, el enamorado del progreso unilateral, técnico. Los juguetes primordiales: técnicos y supertécnicos. Otras diversiones: coche, cine, TV.

3. El analfabeto impuro parcial. Es el especialista.

Nadie puede ser un verdadero artista si no consigue en un momento determinado liberarse de la mediocridad ambiental[a], de los entusiasmos a bajo precio[b], de las sugerencias maliciosas[c] y de todos los aduladores influjos de la vanidad y de la ambición [d] (James Joyce)

[a] es la plaga de las comunidades. Ni fríos ni calientes. Ni de Dios ni del diablo. Libraos de esta generación: nos ahogaría en el Movimiento.

[b] ¿Cuántas veces mi caridad depende de las alegrías, porque ha ganado mi equipo o porque nos han invitado a una costillada?…

[c] Que si han dicho, que si dicen, que si dirán.

15 Pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, ¡mirad no vayáis a destruiros mutuamente! (Ga 5,15)

No nos estemos maldiciendo. “El hermano tal me ha dicho…”

[d] En la Muerte de Don Álvaro de Luna se lee al respecto:

Nadie procure privar
con los reyes, porque sepan
que quien más con reyes priva
tiene la muerte más cerca;
que la privanza en el suelo
es una insaciable fiera,
tósigo que sin sentirse
se derrama por las venas:
es blanco donde la envidia
todos sus tiros asesta;
terreno de las malicias,
fortaleza sin defensa.
(Muerte de Don Álvaro de Luna, fragmento)

Se paga caro el vivir de de ambiciones y vanidades, dar coba a los que puedan dar títulos, etc.

[10] Aquél que “rezaba todos los días por su jefe que es un chinche”.

Y Pepe C. que rezaba por su jefe que era un ladrón.

[10] Dice san Pablo a los Corintios

El tiempo apremia. Por tanto, los que tienen mujer, vivan como si no la tuviesen. 30 Los que lloran, como si no llorasen. Los que están alegres, como si no lo estuviesen. Los que compran, como si no poseyesen.31 Los que disfrutan del mundo, como si no lo disfrutasen. Porque la representación de este mundo pasa. (1Co 7,29-31)

El compromiso temporal (es una obligación). Es cosa de cada uno.

La imperturbabilidad es característica de los ángeles.

1. Cuanto más te apartas de las cosas terrenas, tanto más te acercas a las celestiales y más hallas en Dios. (San Juan de la Cruz, Avisos procedentes de Antequera.)

 

3 Sin embargo, todos los hermanos prediquen con las obras. […]Por eso, suplico en la caridad que es Dios (cf. 1 Jn 4,16) a todos mis hermanos predicadores, orantes, trabajadores, tanto clérigos como laicos, que se esfuercen por humillarse en todas las cosas, por no gloriarse ni gozarse en sí mismos ni ensalzarse interiormente por las palabras y obras buenas, más aún, por ningún bien, que Dios hace o dice y obra alguna vez en ellos y por medio de ellos, según lo que dice el Señor: Pero no os gocéis porque los espíritus se os someten (Lc 10,20). Y sepamos firmemente que no nos pertenecen a nosotros sino los vicios y pecados. Y debemos gozarnos más bien cuando vayamos a dar en diversas tentaciones (cf. Sant 1,2) y cuando soportemos, por la vida eterna, cualquier clase de angustias o tribulaciones del alma o del cuerpo en este mundo.

(San Francisco de Asís, 1R XVII)

Palabras y obras buenas: Rollos.

Angustias y tribulaciones: el sufrimiento que se puede ofrecer a Dios.

Todos los hermanos, por consiguiente, guardémonos de toda soberbia y vanagloria. 10 Y protejámonos de la sabiduría de este mundo y de la prudencia de la carne (Rom 8,6). 11 Pues el espíritu de la carne quiere y se esfuerza mucho en tener palabras, pero poco en las obras; 12 y no busca la religión y santidad en el espíritu interior, sino que quiere y desea tener una religión y santidad que aparezca exteriormente a los hombres. (San Francisco de Asís, 1R XVII)

[12] La vocación de los apóstoles es predicar y orar, y la de los seglares, la oración y el trabajo.

La vida apostólica no es lo mismo que funciones apostólicas y trabajos apostólicos. La vida apostólica es un género de vida. Lo importante no es el trabajo sino el régimen de vida que llevamos. Eso es lo medular.

Su trabajo: cada uno al suyo. Al púlpito o a los platos, lo que sea.

Ha de haber un equilibrio o correspondencia entre oración y acción. Hemos de tener una oración más comprometida y un trabajo más sobrenaturalizado.

Coge a cada uno, si puedes, por separado y a solas en su camarín, e inquiétalo por dentro, porque quien no conoció la inquietud jamás conocerá el descanso. Sé un confesor más que un predicador. Comunícate con el alma de cada uno y no con la colectividad. (Miguel de Unamuno, ¡Adentro!)

Dice Papini:

Dejad, pues, de ser los sagaces calígrafos de vuestras fantasías congeladas, los destiladores abstemios de licores que no embriagan, los cazadores de cerebrales destellos, los encajeros del tedio. Volved a ser lo que Dios quiso y quiere que seáis: los liberadores de las ortigales y pedreras de lo cotidiano; los confidentes de los corazones silenciosos, los intérpretes de los misterios manifiestos, los profetas que sostienen al hombre en la ascensión a su verdadera patria. Demasiado duró el silencio. Vuestra ausencia es uno de los signos más graves del crepúsculo de los valores supremos. Como Vicario del más divino de los poetas, tengo el deber de recordar también a vosotros vuestro deber, que es el de ser la voz de los muros. Llamo también a vosotros hoy porque Dios os llama en nombre de su Misericordia, porque el hombre os llama con el silencio mismo de su desesperación.

(Giovanni Papini, Del Papa Celestino VI a los hombres)

Trabajo profético:

A veces nos obliga a hacer una denuncia profética. ¿Cuándo?

Hemos de denunciar la opresión a los desvalidos. En distintos ámbitos: en uno mismo, en la comunidad.

Oprimir a los desvalidos es: ignorarlos, subestimarlos, orillarlos, atacarlos.

Son desvalidos: los poco significados, los que no pueden defenderse, los anabí de nuestras comunidades, el hermano ‘tapón’.

7ª Meditación. Características de la oración. (1 de 2)

Dice Pablo VI en la Audiencia de 14 de Febrero de 1973 sobre la oración:

Dovremmo innanzi tutto tentare, ciascuno per conto nostro, di fare questa esplorazione, e di coniare per uso personale una definizione della preghiera. E potremmo proporcene una molto elementare: la preghiera è un dialogo, una conversazione con Dio. E subito vediamo che essa dipende dal senso di presenza di Dio, che noi riusciamo a rappresentare al nostro spirito, sia per intuito naturale, sia per una certa figurazione concettuale, sia per un atto di fede; il nostro è un atteggiamento come quello d’un cieco che non vede, ma sa d’avere davanti a sé un Essere reale, personale, infinito, vivo, che osserva, ascolta, ama l’orante. Allora la conversazione nasce. Un Altro è qui; e quest’Altro è Dio. Se mancasse questa avvertenza che Uno, che cioè Lui, Dio, è in qualche misura in comunicazione con l’uomo che prega, questi si effonderebbe in un monologo, non intesserebbe un dialogo; non si tratterebbe per lui d’un vero atto religioso, ch’esige d’essere a due, fra l’uomo e Dio, ma di un monologo, bello, forse, superlativo alle volte, come un supremo sforzo di volare verso un cielo opaco e senza sponde, ma acclamante e, in questo caso, spesso piangente nel vuoto. Saremmo nel regno della più lirica e più profonda fenomenologia dello spirito, ma senza certezza, senza speranza; desolazione piuttosto, musica spenta.

En primer lugar deberíamos intentar, cada uno por nuestra cuenta, hacer esta exploración, y acuñar para uso personal la definición de la oración. Y podríamos proporcionar una muy elemental: el rezo es un diálogo, una conversación con Dios. Y pronto vemos que depende del sentido de la presencia de Dios, que nosotros logramos representar en nuestro espíritu, sea por instinto natural, sea por una cierta representación conceptual, sea por una acto de fe; la nuestra es una actitud como aquélla de una persona ciega que no ve, pero sabe que tiene delante de sí un Ser verdadero, personal, infinito, vivo, que observa, escucha, ama al orante. Entonces la conversación nace. Otro está aquí; y este Otro es Dios. Si faltase esta advertencia de que Uno, el que es Él, Dios, está en una cierta medida en comunicación con el hombre que ora, este se convertiría en un monólogo, no tejería un diálogo; no se trataría para él de un verdadero acto religioso, que exige ser entre dos, entre el hombre y Dios, sino de un monólogo, hermoso, quizás, superlativo a veces, como un esfuerzo supremo de volar hacia un cielo opaco y sin lados, sino el aplauso y, en este caso, a menudo el griterío en el vacío. Estaríamos en el reinado de la más lírica y profunda fenomenología del espíritu, pero sin certeza, sin esperanza; más bien desolación, música extinguida.

 

En cierta ocasión un sacerdote recién ordenado va a visitar a una tía monja de clausura y le piden una plática improvisada sobre la oración, y él empieza: “Vamos a hablar de amor de Dios”.

La oración es un encuentro de amor.

¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y, pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?
(San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual: Canciones entre el alma y el esposo. )

La oración es un encuentro, pero también un ansia:

10 Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para ti quiero tenellos.

11 Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.
(Ídem.)

Esa presencia hay que ejercitarla en la fe.

12 ¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!

13 ¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo!
(Ídem.)

Ojos deseados dibujados por la fe.

La oración es tan importante para la santidad y la salvación, que San Agustín dice que “sólo se condenan los que no han rezado bastante”.

El hombre que reza mucho y en serio no se condena.

No se aprende a orar leyendo grandes tratados de oración.

Dice San Benito en el prólogo de su Regla que “la oración es escuela donde se aprende a servir a Dios”.

La oración no se define, se vive, se experimenta, se hace.

No conocemos la vida por definición, sino por experiencia. Las definiciones (de quien sean) dejan el espíritu frío.

Algunas definiciones.

San Agustín: “Oración es una conversación con Dios.”

San Benito: “La oración es una audiencia con Dios.”

San Francisco: “La oración es para encontrar a Dios en la paz”. Paz no es lo mismo que tranquilidad, no se opone a oscuridad, tribulación, lucha interior. Paz no se opone a la angustia de la cruz. Es compatible la alegría espiritual con la tentación y la oscuridad. Lo que sí perturba es la angustia del pecado.

San Juan Damasceno: “Oración es pedirle a Dios cosas convenientes.”

San Agustín: “Elevación y ascensión de la mente hacia Dios.”

P. Foucauld: “Rezar quiere decir pensar en Dios amándole.”

Oración es diálogo con Dios: que Dios quiere tener con todo mi . Debe participar pues el alma, la mente y el cuerpo. El cuerpo es una criatura de Dios.

Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y él le dijo: Me llamo Legión, porque somos muchos. (Mc 5,9)

Para conocer nuestros nombres, hemos de bajar a nuestros barrios bajos. Esta incursión nos va a revelar los dos sujetos que viven en nosotros: el hombre viejo (el pecador) y el hombre nuevo (el niño).

El pecador.

Existe en el secreto hondo de mi ser un personaje maquiavélico, un tipo insoportable, astuto, fríamente egoísta, cauteloso (sobre todo para las cosas que a uno le interesan). Un personaje indelicado, que no sufre ninguna indelicadeza, pero que las reparte a manos llenas. Este personaje es enemigo de la franqueza serena, calculador, le gusta andar con rodeos. Cada uno encierra un mendax, cínico, falso.

Un ser violento, irritable, antipático, (que se asoma como un submarino), lleno de ira (fibra del amor propio), brusco, estridente, un auténtico hijo de trueno (en casa lo saben). Señalamos, fustigamos y condenamos.

Perezoso, apático, escéptico, incapaz de un esfuerzo continuado, serio, subrepticio ante el deber, camuflante, escurridizo.

Hay en nosotros un auténtico inconsecuente, un apóstata en ciernes.

Este pecador también sube a la oración. Hay que presentarle esto al Señor.

El niño.

Existe en este fondo del ser, quien siempre ha añorado al Señor.

Hay alguien que siempre ha tenido un mínimo de intento de búsqueda hacia el Señor y ha captado muchas veces que sin el Señor no se puede vivir.

Nuestras virtudes crecen sobre nuestros vicios. Hemos de procurar sacar provecho hasta de nuestros defectos y miserias.

Porque “confiad, yo he vencido al mundo”. Porque él puede vencer el “mundillo” que llevamos dentro.

Los pecados pasados perdonados, nos muestran la misericordia de Dios.

Entonces saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo. Pues serán alumbradas en el desierto aguas, y torrentes en la estepa… (Is 35,6)

“Sería un error creer que se puede llegar a un alto grado de oración sin haber sufrido muchísimo por Dios y por la gloria de Dios. Sin haberse preparado largo tiempo.” (¿?)

Imposibilita la oración de simple unión o de simplicidad:

·        El no haber logrado ciertos grados de pureza interior y rectitud de intención. Amor más puro, cumplimiento más puro.

·        La falta de estabilidad en el bien: pecados veniales consentidos.

El santo abandono y la oración

Tenía un hijo llamado Saúl, joven aventajado y apuesto. Nadie entre los israelitas le superaba en gallardía; de los hombros arriba aventajaba a todos. Se habían extraviado unas asnas pertenecientes a su padre Quis. Dijo Quis a su hijo Saúl: «Toma contigo uno de los criados y vete a buscar las asnas.» Atravesó la montaña de Efraín, atravesó el territorio de Salisá y no encontraron nada; cruzaron el país de Saalín, pero no estaban allí; cruzaron el país de Benjamín y no encontraron nada. Cuando llegaron a la comarca de Suf, dijo Saúl a su criado que le acompañaba: «Vamos a volvernos, no sea que mi padre se olvide de las asnas y se inquiete por nosotros.» Pero él respondió: «Cabalmente hay en esta ciudad un hombre de Dios. Es hombre acreditado: todo lo que dice se cumple con seguridad. Vamos, pues, allá y acaso nos oriente en nuestro viaje.» Saúl dijo a su criado: «Vamos a ir, pero, ¿qué ofreceremos a ese hombre? No queda pan en nuestros zurrones y no tenemos ningún regalo que llevar al hombre de Dios. ¿Qué nos queda?» Replicó el criado y dijo a Saúl: «Es el caso que tengo en mi poder un cuarto de siclo de plata; se lo daré al hombre de Dios y nos orientará sobre nuestro viaje.» Antes, en Israel, cuando alguien iba a consultar a Dios, decía: «Vayamos al vidente,» porque en vez de «profeta» como hoy, antes se decía «vidente». 10 Saúl dijo a su criado: «Tienes razón; vamos, pues.» Y se fueron a la ciudad donde se encontraba el hombre de Dios.

[…]

14 Subieron, pues, a la ciudad, y cuando entraban en la ciudad salía Samuel en dirección a ellos para subir al alto.15 Ahora bien, la víspera de la venida de Saúl Yahvé había revelado a Samuel: 16 «Mañana, a esta misma hora, te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín, lo ungirás como jefe de mi pueblo Israel y él librará a mi pueblo de la mano de los filisteos, porque he visto a mi pueblo y su clamor ha llegado hasta mí.» 17 Y cuando Samuel vio a Saúl, Yahvé le indicó: «Éste es el hombre del que te he hablado. Él regirá a mi pueblo.» 18 Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta, y le dijo: «Indícame, por favor, dónde está la casa del vidente.» 19 Samuel respondió a Saúl: «Yo soy el vidente; sube delante de mí al alto y comeréis hoy conmigo. Mañana por la mañana te despediré y te descubriré todo lo que hay en tu corazón. 20 No te preocupes por las asnas que perdiste hace tres días, porque ya han aparecido. Por lo demás, ¿para quién es lo mejor de Israel? ¿No es para ti y para la casa de tu padre?» 21 Saúl respondió: «¿No soy yo de Benjamín, una de las menores tribus de Israel? ¿No es mi familia la más pequeña de todas las de la tribu de Benjamín? ¿Cómo me dices estas cosas?»

22 Tomó Samuel a Saúl y a su criado y los hizo entrar en la sala, y les dio un asiento a la cabecera de los invitados, que eran unos treinta. 23 Después dijo Samuel al cocinero: «Sirve la porción que te di, la que te dije que pusieras aparte.» 24 Tomó el cocinero la pierna y lo que había encima, lo puso delante de Saúl y dijo: «Aquí tienes, delante de ti, lo que se guardó. Come, porque ha sido guardado para el tiempo reservado para ti, al decir: He invitado al pueblo.» Aquel día Saúl comió con Samuel.

25 Bajaron del alto a la ciudad. Se extendió una estera para Saúl en el terrado, 26 y se acostó.

Consagración de Saúl.

Cuando apuntó el alba, llamó Samuel a Saúl en el terrado y le dijo: «Levántate, que voy a despedirte.» Se levantó Saúl y salieron ambos afuera, Samuel y Saúl.27 Habían bajado hasta las afueras de la ciudad, cuando Samuel dijo a Saúl: «Manda a tu criado que se adelante —y se adelantó—, y tú quédate ahora para que te dé a conocer la palabra de Dios.»

Cap 10

Tomó Samuel el cuerno de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl, y después le besó diciendo: «¿No es Yahvé quien te ha ungido como caudillo de su heredad? Tú regirás al pueblo de Yahvé y le librarás de la mano de los enemigos que lo rodean. Y ésta será para ti la señal de que Yahvé te ha ungido como caudillo de su heredad. (1S 9, 2-10, 14-27; 10,1).

Samuel le dice qué es lo más importante. Saúl le va con el cuento de las asnas y Samuel le sale por peteneras con que ha de ungirlo.

Pedimos demasiadas cositas (las asnas) y Dios nos tiene reservadas grandes cosas.

El hijo pródigo pide pan, y el padre le da un banquete. El paralítico le pide que le cure y no solo le cura sino que le perdona los pecados.

Nosotros vamos a nuestras cositas y Dios nos tiene destinadas cosas enormes.

El santo abandono es fundamental. “Cristo pide al Padre lo que nos convenga.”

Hay que procurar que la oración sea un rendirse a Dios,

Es curioso cómo cambian mis ideas cuando me pongo a rezar (Bernanos)

33 Cuando ellos se separaron de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Podríamos hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía. (Lc 9,33)

Sin saber lo que decía. No pedimos lo que Dios quiere y no lo pedimos como Dios lo quiere.

Cuántas veces ha sido nuestra oración el corregidor de la Providencia.

Necesitamos un alma recta y pura. Paralela a la voluntad divina.

La oración no es pura si no está en la voluntad de Dios. Hemos de dar gracias a Dios de que se nos resista a nuestra oración.

Nosotros sí que hubiéramos puesto la cuarta tienda…

Nos resiste muchas veces, porque nos ama. Resistió a Santiago y a Juan, que vuelven empipados de Samaria. Resistió a Pedro que quería apartarlo del camino de la cruz: “apártate de mí Satanás”. Resistió a Herodes que quería una escenificación de magia. El Señor sabe mejor que nadie lo que nos conviene.

Confianza

Dice san Pablo: “Dios lo sabe” en 2 Co 12,3.

El Señor debe ser la balaustrada en nuestra vida: “Yo sé bien de quién me ha fiado”.

Hay cosas que nos quieren problematizar: ¡No! “¡Dios lo sabe!”

Manifestaciones físicas.

41 Se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra, y puesto de rodillas oró (Lc 22,41)

Nuestra vida es una huída, un escapismo continuado, escapando de mí y de Dios.

Esto explica por qué nos hemos lanzado al pecado, a los vicios, al placer.

Sé que un día, la muerte me bloqueará, ya no podré huir más.

Necesito caer de rodillas, no huir más y dejarme coger.

Mi cuerpo arrodillado es una auténtica plegaria.

Las rodillas dobladas son un exponente de una súplica ardiente:

Pensemos: “mi postura te hablará”. Mi postura sincera, claro. Un gesto vale más que mil palabras.

Es como un reclamo para que el Señor venga y me coja. Nos recuerdan a los camellos del desierto al ser descargados.

Estar de rodillas es también una esperanza: la de que un día me levantaré. Es el arma con la que yo venzo a Dios (los niños y los perros también usan trucos…).

No te pido que me eximas de las cargas comunes, ni que me dispenses de las grandes fatigas humanas, ni que acortes mis jornadas de trabajo, ni que permitas que ande vagando, cuando los demás están desangrándose y muriendo. No te pido que no envejezca, ni que suprimas el invierno, ni que me ahorres las tempestades y las ruinas, y ese sufrimiento íntimo de la vida empleada en tareas de poca importancia y de los días devorados por legiones de importunos. Acepto todo lo anejo a mi rudo oficio de hombre; quiero cumplir mi parte en la labor común, y no quiero derramar compañeros de viaje y lucha. Acepto que me sacudan violentamente, me resigno de corazón a sufrir, pero, Dios mío, te pido de rodillas que me libres de lo malo que hay en mí. – Libera nos a malo! – Tú mismo no nos habrías enseñado esta oración, si no hubieses querido escucharla sin reservas. […]

Mi mal de nacimiento consiste en hastiarme de lo bueno y desear siempre lo mediocre; es ser deslumbrado, como los niños, por todo lo que brilla y absorbido por ridículos pasatiempos. Mi mal es ser un pobre pecador sin consistencia y sin mérito. (¿?)

Manos juntas.

El juntar las manos es señal de oración humilde y resignada. Las manos juntas son toda una historia de intentos de fidelidad. “No sabía hablar, y ya mi madre me juntó las manos”, la primera comunión con las manos juntas; la ordenación sacerdotal, con las manos juntas y atadas; los cementerios, llenos de cadáveres con las manos juntas.

Pueden hablar a Dios. Son símbolo de amorosamente rendidas, cautivas.

Son manos que se rinden al vencedor, que renuncian a ser independientes.

Son manos que se abandonan a Dios: ‘lo que tú quieras’. Son manos que expresan mansedumbre, docilidad.

Son algo tan humano, que deben tomar parte en la oración.

Amén: son las manos juntas del espíritu. Se encuentra en las cartas de san Pablo.

Amén sin nudos, sin resistencias, sin flojedades, sin fantasías: lo que tú quieras.

Dios tiene sus planes: amén.

Un amén anticipado a todos los fracasos, imprevistos.

Un amén anticipado a las largas calamidades (Job).

Un amén anticipado a los desengaños que desgarran (Padre del hijo pródigo).

Un amén a todas las contrariedades (un taxi que nos han quitado, el insomnio de una noche)

Un amén a todas las fatigas, por el trabajo de los demás que debe producirse entre amigos y conocidos irritables, antipáticos, burlones…

Este amén es el lazarillo que nos libraría de caer en muchos hoyos.

Cuando la oración vocal ni la meditación resultan, amén y ponernos delante del Señor.

El amén nos libra de la casuística de los pillos y los bribones.

El amén es ‘yo te serviré sin contabilidades’.

8ª Meditación. Características de la oración (2 de 2)

Humildad

Otra exigencia de la oración para que sea según Dios, es la humildad.

A algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás les dijo esta parábola: 10 «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. 11 El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: `¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. 12 Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.' 13 En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: `¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!' 14 Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado.» (Lc 18,9-14)

Da la impresión de que el fariseo le dice al Señor: ‘Ud. tiene una deuda conmigo, yo he hecho algo por Ud.’ ‘Señor, date cuenta de que yo llevo la Hoja de Servicios todos los días, hago meditación todos los días, el Rosario todos los días, R. de G. todas las semanas, allí hablamos de ti, y te dejamos la mar de bien. Y Adoración Nocturna. Yo soy una miseria, pero ¡cuánto hago por ti!’

16 y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado.» (Jn 2, 16)

La oración no es regateo y cálculos. En la oración hay que tener cuidado con los ojos de ambición.

La actitud del publicano es la correcta.

Postura física y postura del alma. Humildes y recogidas, las dos.

Es fruto de humildad, es planta de humildad. El terreno propicio de la oración es un terreno de humildad.

Idea de cómo se presentó la madre de Samuel a Elí: “No soy más que una pobre mujer”. (1S 1,15)

Radicalidad

Vivid, pues, según Cristo Jesús, el Señor, tal como le habéis recibido; arraigados y edificados en él; apoyados en la fe, tal como se os enseñó, rebosando en agradecimiento. (Col 2,6-7)

No echar raíces fuera del tiesto.

Hay que echar raíces:

·        en el Señor,

·        en todo momento,

·        en toda ocasión,

·        en toda situación vital,

·        en mi suelo.

El suelo donde me hallo: familia, ambiente, trabajo.

Las plantas no eligen lugar, echan raíces donde están.

El suelo donde la Providencia me ha colocado —casa, trabajo, RG— está lleno del jugo que yo debo transformar en savia para fructificar.

En cualquier lugar donde esté, puedo hacerlo. Fructificar allí: cambiar de corazón, no de convento.

Hemos de aprovechar los acontecimientos, y las situaciones de vida, por ejemplo:

·        Situaciones desagradables: echar raíces. Sufrimos más de lo que Dios quiere.

·        Ante un deber austero y pedregoso. Echar raíces, como se pueda.

·        En las asperezas de una vida que a veces se presenta dura como una roca.

·        Entre las ruinas (vidas arruinadas).

Echar raíces, mirar de aprovechar lo que se pueda, aunque haya poco.

En la oración, habrá días de terreno jugoso, otros de roca,… hacer lo que se pueda: echemos raíces.

Echar raíces no es rastrear la superficie. Hay que profundizar, si no, no lograremos estabilidad.

Nuestra locura sería echar raíces en nosotros mismos.

Esa raíz fundamental (la oración) debe ser el objetivo de mi control. Es la que está a merced del jabalí que hoza en la tierra.

13 Él les respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz. (Mt 15,13)

Hay que desarraigarse de otro señorito: nuestro ego. Por eso en el examen, hay que bajar a las contexturas, no a los pecadillos sueltos.

Constancia

La constancia que nos pide el Señor es un poco maleducada, hasta casi grosera.

Hay tres parábolas dedicadas a la oración que insisten en la necesidad de ser testarudos con Dios, Dios se hace el sordo.

Les dijo también: «Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: `Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle', y aquél, desde dentro, le responde: `No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos', os aseguro que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, se levantará para que deje de molestarle y le dará cuanto necesite. (Lc 11)

Hay que orar siempre y sin desfallecer.

Hemos de ser testarudos.

Había en aquella misma ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: `¡Hazme justicia contra mi adversario!' Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: `Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que deje de una vez de importunarme.'»

Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto; pues, ¿no hará Dios justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche? ¿Les hará esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?» (Lc 18)

Hay que tener una constancia indesmayable.

Entonces todos los discípulos le abandonaron y huyeron. (Mt 26,56)

Cesar de orar es abandonar al Señor. Huimos cuando encontramos dificultades en la oración (y encontramos mil justificaciones).

Nuestra oración y el trabajo, se producen intermitencias. El trabajo ha de estar impregnado y saturado de oración.

Otras condiciones

Vigilancia

San Juan de la Cruz en el Cántico Espiritual comenta el Salmo 101 (102):

24. En este sosiego se ve el entendimiento levantado con extraña novedad sobre todo natural entender a la divina luz, bien así como el que, después de un largo sueño, abre los ojos a la luz que no esperaba. Este conocimiento entiendo quiso dar a entender David (Sal. 101, 8), cuando dijo: Vigilavi, et factus sum sicut passer solitarius in tecto[1], que quiere decir: Recordé y fui hecho semejante al pájaro solitario en el tejado. Como si dijera: abrí los ojos de mi entendimiento y halléme sobre todas las inteligencias naturales, solitario sin ellas en el tejado, que es sobre todas las cosas de abajo.

Y dice aquí que fue hecho semejante al pájaro solitario, porque en esta manera de contemplación tiene el espíritu las propiedades de este pájaro, las cuales son cinco: la primera, que ordinariamente se pone en lo más alto; y así el espíritu, en este paso, se pone en altísima contemplación. La segunda, que siempre tiene vuelto el pico donde viene el aire; y así el espíritu vuelve aquí el pico de afecto hacia donde viene el espíritu de amor, que es Dios. La tercera es que ordinariamente está solo y no consiente otra ave alguna junto a sí, sino que, en posándose alguna junto, luego se va; y así el espíritu en esta contemplación está en soledad de todas las cosas, desnudo de todas ellas, ni consiente en sí otra cosa que soledad en Dios. La cuarta propiedad es que canta muy suavemente; y lo mismo hace a Dios el espíritu a este tiempo, porque las alabanzas que hace a Dios son de suavísimo amor, sabrosísimas para sí y preciosísimas para Dios. La quinta es que no es de algún determinado color; y así es el espíritu perfecto, que no sólo en este exceso no tiene algún color de afecto sensual y amor propio, mas ni aun particular consideración en lo superior ni inferior, ni podrá decir de ello modo ni manera, porque es abismo de noticia de Dios la que posee, según se ha dicho.

La primera: tomar altura.

Canta sin estridencias, suavemente. Y no es de algún determinado color.

Apartamiento del mundo

Con los oídos y los ojos y sentidos muy abiertos en el mundo, vamos disipados y tentados con tentaciones que nos hemos buscado. Hace falta soledad interior y exterior.

Silencio

Dice San Benito que el silencio es la atmósfera de la oración. y que la obediencia, el silencio y la humildad son instrumentos de las buenas obras.

Hay que tener recogimiento durante el día y en el momento de la oración. Caer en la cuenta de lo que voy a hacer.

Santas lecturas. La ‘lectio divina’.

Evitar conversaciones fatuas o mundanas durante el día.

Mucha tontería durante el día, disipa.

La Sagrada escritura es manantial para la oración:

16 La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantando a Dios, de corazón y agradecidos, salmos, himnos y cánticos inspirados. (Col 3,16)

Ignorar las Sagradas Escrituras, es ignorar a Cristo.

Soledad

35 De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. (Mc 1,35)

Decía Carlo Carreto: “he venido al desierto a rezar, a aprender a rezar”.

Los momentos más decisivos de nuestra vida se han realizado en en el silencio. El desierto interior está poblado por Dios, que nos conoce por nuestro nombre.

Ojos cerrados: como los cierran los que reciben una noticia muy dolorosa para ver.

Atención

“¿Cómo queréis que el Señor os oiga si no os oís ni a vosotros mismos?”

Atención interior: replegarse hacia dentro, evitar los mosquitos de las distracciones. Hay que tener paciencia para dominar los mosquitos de las pequeñas distracciones Y atención exterior. Con el canto de los tres jóvenes (Dn 3) hacemos alabar a toda la creación.

5 «Estaba yo en oración en la ciudad de Jope y en éxtasis vi una visión: un objeto como un lienzo grande, atado por las cuatro puntas, que bajaba del cielo y llegó hasta mí. 6 Lo miré atentamente y vi en él los cuadrúpedos de la tierra, las bestias, los reptiles, y las aves del cielo.7 Oí también una voz que me decía: `Pedro, levántate, sacrifica y come.' 8 Y respondí: `De ninguna manera, Señor; pues jamás entró en mi boca nada profano ni impuro.' 9 Me dijo por segunda vez la voz venida del cielo: `Lo que Dios ha purificado no lo llames tú profano.' (Hch 11)

Mi oración no debe estar al margen de mi vida.

Mis distracciones son un capítulo de mi vida de pobreza.

Los secretos de la oración.

13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. (Jn 14,13)

26 Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros (Jn 16,26)

4 Pedro, fijando en él la mirada juntamente con Juan, le dijo: «Míranos».5 Él les miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos. 6 Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: En nombre de Jesucristo, el Nazoreo, echa a andar.» 7 Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza 8 y de un salto se puso en pie y andaba. (Hch 3)

El secreto de nuestra oración: ‘Por Jesucristo’.

En la Padrenuestro decimos ‘hágase tu voluntad’. O sea, no la mía.

Hay el peligro de decir muchas palabras y orar sin silencio. La oración será un monólogo.

Dice San Ignacio de Antioquía:

Si hablamos demasiado es que queremos que Dios calle.

Solidaridad

A Dios con los hermanos. No suena a cristiano “mi…”.

Decimos Padre nuestro, no Padre mío.

Dice el padre Congar que “todos los cristianos, espiritualmente hablando, tienen una familia a su cargo.”

8. La más cierta señal que, a mi parecer, hay de si guardamos estas dos cosas, es guardando bien la del amor del prójimo; porque si amamos a Dios no se puede saber, aunque hay indicios grandes para entender que le amamos; mas el amor del prójimo, sí (1Jn 4, 20). Y estad ciertas que mientras más en éste os viereis aprovechadas, más lo estáis en el amor de Dios; porque es tan grande el que Su Majestad nos tiene, que en pago del que tenemos al prójimo hará que crezca el que tenemos a Su Majestad por mil maneras. En esto yo no puedo dudar. (Camino de Perfección: Morada 5ª, Cap. 3 Pto. 8, Santa Teresa)

Sentido comunitario de la oración: hemos de preocuparnos de la Iglesia y del mundo.

Sencillez

Un ejemplo. Juanito es un niño que se va a dormir. La mamá lo apaña y le dice que tiene que rezar. Y Juanito empieza: “Niño Jesús, escucha, había una vez una niña que se llamaba Caperucita Roja…”

Fray Martín, el hermano de las vacas (en la Trapa) decía que sin pan y sin leche no hay teología…

9ª Meditación. El Precursor del Señor (1 de 2)

Características. Precursor es el testigo de los misterios de Dios. El vocero de Dios. El discípulo comprometido del Señor.

Precursor es el que va por delante abriendo curso, preparando los caminos del Señor. Precursor es Juan Bautista. Nosotros somos precursores del Señor.

8 al contrario, vosotros recibiréis una fuerza, cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y de este modo seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra (Hch 1,8)

14 Él me dijo: `El Dios de nuestros padres te ha destinado para que conozcas su voluntad, veas al Justo y escuches la voz de sus labios, 15 pues le has de ser testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído. (Hch 22,14-15)

Mira que por testigo de las naciones le he puesto, caudillo y legislador de las naciones. Mira que a un pueblo que no conocías has de convocar, y un pueblo que no te conocía, a ti correrá por amor de Yahvé tu Dios y por el Santo de Israel, porque te ha honrado. Buscad a Yahvé mientras se deja encontrar, llamadle mientras está cercano. (Is, 55,4-6)

Esta gracia es también una misión.

Vocero de Dios, como pregoneros. Nuestra predicación debe ser kerigmática.

El Kerigma es la proclamación solemne de la Palabra de Dios.

Cristo nos mostró la manera de manifestar al Verbo.

Porque cuanto dijisteis en la oscuridad será oído a la luz, y lo que hablasteis al oído en las habitaciones privadas será proclamado desde los terrados. (Lc 12)

Lo oído en el secreto del corazón es lo que se oye en la contemplación, en la oración.

Hemos de irrumpir entre la masa: proclamar desde los tejados.

Esta proclamación solemne quiere decir que debe hacerse con manifestaciones de Gracia. Llevamos la Palabra y los portentos (Gracia) de Dios.

“Mostradnos con vuestras vidas que Cristo vive”.

No se trata sólo de chillar desde los tejados, sino de obrar, con el testimonio de la vida. Palabra sin testimonio de vida es falsificar la Palabra.

La Palabra de Dios, obra ‘ex opere operato’ [2] si está presentada como se debe.

Nuestra ruindad puede inutilizar la Palabra de Dios.

El apóstol que no tiembla ante su misión, es un ingenuo, un irresponsable y un infantil.

Yo dije: «¡Ah, Señor Yahvé! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho.» Y me dijo Yahvé: No digas: «Soy un muchacho», pues adondequiera que yo te envíe irás, y todo lo que te mande dirás. 8 No les tengas miedo, que contigo estoy para salvarte —oráculo de Yahvé—. (Jr 1,6-8)

20 Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios! (2Co 5,20)

Por el contrario, el que profetiza, habla a los hombres para su edificación, exhortación y consolación. (1Co 14,3)

A algunos apóstoles de hoy les preocupa más gustar a la gente que predicar la verdad.

“Creo que el clero de hoy tiene demasiadas ganas de complacer al pueblo, a no sé que precio, y no sabe que el pueblo no quiere…” (Jesús Urteaga, Los curas curas.)

El sacerdote debe ser sacerdote, sólo sacerdote.

Ser discípulo comprometido del Señor, es acoger la doctrina, seguir a Cristo, romper con el pasado y conformar la vida con Cristo.

34 Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. (Mc 8,34)

El mensaje profético

El mensaje profético del precursor del Señor: “Convertíos a la verdad”. No a las apariencias, a los sucedáneos, a las acomodaciones.

San Juan Bautista, es Precursor de Cristo, no publicista de Cristo. Fue vocero de Dios, propagandista de Dios.

Anunciar a Dios, anunciar los caminos de Dios, no es nada fácil.

El programa y el estilo de Cristo no son nada fáciles.

El problema será cuando haya que hablar a las gentes del precio de la conversión. El precio de Cristo es caro. Habrá quien lo venda por 30 monedas.

Juan no hace: ensalzar una calidad que no existe, ni encubre un precio abusivo.

Juan lo que pide es hacer penitencia, la metanoia.

No podemos casar la luz con las tinieblas.

Juan presenta el precio con crudeza:

para hacer penitencia.

Juan es un antipublicista de la Salvación y del Salvador.

Un buen montaje sería presentar unos artículos en la prensa sobre José y María con resortes sicológicos que creen un clima de aceptación. En los cines, un cortometraje de la boda, artículos en revistas, en los centros parroquiales, muchas juntas y comités para cuando llegue el Mesías.

El precio es penitencia. No hay rebajas. Ni en verano ni en invierno.

Dad, pues, frutos dignos de conversión y no andéis diciendo en vuestro interior: ‘Tenemos por padre a Abrahán’; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abrahán. (Lc 3)

Este precursor, aparece hecho una facha, vestido de penitente. Parece que anuncia un circo o una película de Cromañón.

Revestíos de Cristo:

14 Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias (Rm 13)

Revestirse de Cristo es no revestirse de otras cosas, de socialista, de comunista, de hincha de los pobres politicastros, ni de derechas ni de izquierdas, ni de vivales regionalistas.

Hombres de Dios para todos los hombres.

Para colmo suelta el pregón en el desierto, no va al templo o por las calles.

“Para predicar algunas cosas, hay que ponerse en un marco adecuado”. Venid a la soledad, a la aridez, salid de vuestros prostíbulos.

Cristo también hablará en caminos, en desiertos, en soledades.

“No hablar de Cristo a cualquiera y en cualquier parte.”

Además, se declara un don nadie, y trae la última y más importante noticia para el hombre.

Es característico del apóstol la fidelidad a Cristo, y la humildad para desaparecer ante la verdad de Dios.

Si no, fácilmente nos predicamos a nosotros mismos. Lo que importa es el triunfo del Señor, no el mío.

Lo importante no es vender cristianismo, sino hacer discípulos del Señor. No discípulos nuestros.

Que se enamoren de tal manera del Señor, que se olviden de mí.

El precursor no es un hombre que conoce la verdad y la anuncia, sino que además ama la verdad y se ha identificado con ella.

Me dices en tu carta que, si hasta ahora ha sido tu divisa, ¡adelante!, de hoy en más será, ¡arriba! Deja eso de adelante y atrás, arriba y abajo, a progresistas y retrógrados, ascendentes y descendentes, que se mueven en el espacio exterior tan sólo, y busca el otro, tu ámbito interior, el ideal, el de tu alma. Forcejea por meter en ella al universo entero, que es la mejor manera de derramarte en él. Considera que no hay dentro de Dios más que tú y el mundo y que si formas parte de éste porque te mantiene, forma también él parte de ti, porque en ti lo conoces. En vez de decir, pues, ¡adelante! o ¡arriba!, di: ¡adentro! Reconcéntrate para irradiar; deja llenarte para que rebases luego, conservando el manantial. Recógete en ti mismo para mejor darte a los demás todo entero e indiviso. —Doy cuanto tengo— dice el generoso; —doy cuanto valgo— dice el abnegado; —doy cuanto soy— dice el héroe; —me doy a mí mismo— dice el santo; y di tú con él, al darte: —Doy conmigo el universo entero—. Para ello tienes que hacerte universo, buscándolo dentro de ti. ¡Adentro! (Miguel de Unamuno, ¡Adentro!)

Tiene amor a la verdad y sinceridad. Juan Bautista era sincero: creía lo que decía, vivía lo que decía. No se buscaba a sí mismo. Fue el último en enterarse que era profeta.

Pero decir la verdad no es político: no puedes manejar las masas, no puedes situarte.

Todo el que es político, no puede llegar a profeta, sí a jefe.

No podemos adornar la verdad. Tal como la hemos recibido de Dios, hemos de entregársela a los hombres.

Juan les llamaba víboras

Decía, pues, a la gente que acudía para que les bautizara: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? Dad, pues, frutos dignos de conversión y no andéis diciendo en vuestro interior: `Tenemos por padre a Abrahán'; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abrahán. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.» (Lc, 3)

Juan llamó adúltero al mismo Herodes: como estaba prohibida la crítica constructiva…

Juan no hubiese llegado nunca a superior de un convento de modernistas.

Debemos ser libres de todo lo que no es la Palabra de Dios, libres para anunciar el Evangelio, no debemos preocuparnos por saber si agradamos o no a los poderosos. Debemos respetar a todos, pero no temer a nadie, ni a los poderosos ni a las masas. La libertad impone la renuncia a todos los lazos de dependencia cualesquiera que sean y vengan de donde vengan. (¿?)

Esto es imposible si no se está libre del pecado, porque si no se suelen hacer injusticias.

Juan Bautista predicaba la llegada del Reino de Dios y Herodes no estaba conforme con otro reino. Esto originó el ‘caso Juan’ que se solucionó en seguida.

Tenemos tendencia a pre-amañarla, nuestra vida espiritual.

Nuestro Herodes es el hombre viejo.

Hay una tendencia a que cuando hay que nombrar superiores, se formen grupos que busquen al amigo.

Pero el Señor le dice a Pedro: “Simón, ¿me amas más que éstos? (Jn 21)”.

Nuestras comunidades, pre-apañadas, preconcebiditas…

Los criterios de elección y de montaje, ¿son de Dios o del hombre?

Comunidades que parecen balnearios para reumáticos en lugar de soldados de Cristo.

¿Cuántas veces nos preocupa más llenar la comunidad de gente, más que de almas consagradas?

Decir la verdad, no es económico.

No es rentable en absoluto decir la verdad: se ganan enemigos, disgustos y soledad.

Al Señor, le costó la vida.

Decir la verdad, no es interesante.

Hoy en día, priva lo interesante y lo novedoso.

Nos cansa el realismo. La verdad es algo fijo. Necesitamos surrealismos y cubismos teológicos = verdad subjetivizada.

No nos gusta la verdad-verdad.

Nos gusta la verdad aparente, la verdad a medias. La verdad oscilante.

Esta verdad nos gusta, porque no ata, no liga, no compromete. No justifica todo pero llega disculparlo todo.

El amor a la verdad, no es exaltación. Juan no era un hincha, un exaltado, un sanguíneo primario, un emotivo.

Entusiasmar es fácil. Lo serio es mantener el entusiasmo y hacer responsables.

Se necesitan almas decididas, respetuosas ante los problemas, verdaderas. Se trata no sólo de anunciar el Evangelio, sino de corregir lo mal anunciado que puede haber sido. Y lo que no se ha entendido.

La evangelización es antipática, porque supone testimonio de vida.

Un profeta del Señor, no es un tragamundos.

“Hemos de vivir de tal manera, que creemos la tentación de creer.”

La evangelización es agotadora, incesante, en todo momento, y no es aparatosa.

Nos apasiona el apostolado espectacular: pasatiempos apostólicos.

Hay que sustraerse al hechizo de la eficacia: nos gusta horrores la eficacia. Hoy se llama eficacia al éxito, inmediato, fácil y rápido.

El hombre se mide por el éxito. Hay que enfrentarse con el escándalo de la Cruz. Aceptar el escándalo de la Cruz. (Es una mística del fracaso).

El éxito consiste sólo en sembrar. ¿Has sembrado? Tranquilo.

Lo nuestro es sembrar.

Nuestra lucha, no sólo es contra loes espíritus del aire (Satanás y compañía), sino contra cosas pequeñas, fatigantes.

El trabajo apostólico, nunca será obra de un día, Ni basta orar mucho.

Cuando el Señor anunciaba al mundo las Bienaventuranzas, no lo orquestó con cartuchos de entusiasmo.

“Acepto Señor mi puesto en tu cantera sin grandes gestos ni frases para ganar cada día el pan de tu Amor.”

La actuación de Juan Bautista es la de un hombre acosado por la angustia de las cosas urgentes.

Hay algo urgente: evangelizar. La predicación de la verdad no es un privilegio sino un servicio obligatorio.

No es un favor al Señor, sino una respuesta. No es un adorno, sino un sacrificio.

No se trata de realizarse personalmente, sino que Cristo se realice en las almas.

Acelerando la aurora.

Prudencia y lentitud han llegado a ser sinónimos. Según Santo Tomás de Aquino, la prudencia es la aplicación de la recta razón a la obra. Por eso muchas veces prudencia es urgencia.

El mundo está puesto en el maligno, así que nuestra prudencia, hoy por hoy, es la “prisa”, que no quiere decir atolondramiento.

Hay gestos cobardes condenados por el Evangelio: volver la vista atrás.

Y gestos que por durar demasiado también están condenados, como en la ascensión. No podemos contemplar cuando hemos de estar actuando. A las montañas se sube para ver los horizontes, los caminos, descubrir las urgencias que están clamando una solución.

La Iglesia hay que plantarla en la Tierra, y somos jornaleros contratados.

La tierra es un grito de angustia, y hemos de estar atentos a estos gritos.

No podemos crear un cristianismo de rinconcito.

Se peca contra la verdad:

·        Negándola (viviendo mal).

·        Ocultándola (carencia de testimonio de vida).

·        Esgrimiéndola (como un garrote contra los enemigos: no juzguéis y no seréis juzgados).

·        Utilizándola para pábulo de nuestros sentimentalismos (¡muchas veces está Dios a nuestro servicio!).

·        Cuando con ella se golpea un rostro con impunidad: “No rompáis la caña que ya está resquebrajada”.

·        Parcelándola, haciéndola elástica.

·        Teorizándola, tergiversándola.

La Sagrada escritura, es la Palabra de Dios

13 De ahí que también por nuestra parte no cesemos de dar gracias a Dios porque, al recibir la palabra de Dios que os predicamos, la acogisteis, no como palabra de hombre, sino cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece activa en vosotros, los creyentes. (1Ts 2,13)

Sería tergiversarla por ejemplo decir: “los sordos oyen, los cojos andan, los pobres son enriquecidos” cuando en verdad dice “son evangelizados”.

La cuestión social, corre el peligro de sustituir al Reino de Dios y crear un reino Mesiánico similar al que esperaban los judíos en tiempos de Jesús.

Cristo no vino a hacer la guerra ni al César ni al capital. Hay ideas teológicas que nos recuerdan a Cristo trajinado de Anás a Caifás, de Caifás a Pilatos, y de Pilatos a Herodes.

14 Y nada tiene de extraño: que el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. (2Co 11)

No podemos fabricarnos cristos funcionales y personales.

10ª Meditación. El Precursor del Señor (2 de 2)

Cualidades exigitivas del Precursor del Señor

80 El niño crecía y su espíritu se fortalecía y vivió en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel. (Lc 1,80)

Lo primero ha de ser la oración. Concretamente la oración de meditación. A más actividades y dificultades, mayor tiempo de oración. Entre una y dos horas de meditación diarias.

Tiempo intenso y extenso de oración. Hay que hacerse hombres de meditación. La meditación debe ser el momento cumbre del día. No subimos a estar más cerca de las estrellas, sino a contemplar la voluntad de Dios y nuestro campo de acción.

Penitencia:

Decía el santo cura de Ars:

A un compañero le decía: ''Has trabajado, has rezado, has llorado...; no es bastante. ¿Has ayunado, has velado, te has acostado sobre la tierra, has azotado tu cuerpo? Si no has llegado hasta aquí, te falta mucho todavía."

“Domad vuestra carne con ayunos y abstinencias cuando la salud os lo permita” (Ojo al explicar esto a según quién).

La penitencia física cristiana no es predicable a cualquiera. Y hay que comentarla con la dirección espiritual.

Dice San Ignacio en los Ejercicios Espirituales

La décima adición es la penitencia, interna y externa. La interna es dolerse de los pecados con firme propósito de no cometer más. Y la externa sale de la primera y se toma de tres maneras: cerca del comer, cerca del dormir (modo) castigar la carne. Todo ello no en lo superfluo, sino en lo de necesidad.

Por ejemplo: no quejarse jamás de la comida que les pongan delante.

Y explica San Ignacio que las penitencias externas se hacen para

·        Satisfacción de los pecados pasados.

·        Para que la sensualidad obedezca a la razón.

·        Para buscar hallar alguna gracia o haber interna contrición de los pecados.

Cuando la persona que se exercita…[3]

Características del Precursor del Señor

Dice San Juan Crisóstomo que tiene que ser grave y sencillo[1], temible y amable[2], imperioso y comunicativo[3], insobornable y acogedor[4], humilde y sin servilismos[5], vehemente y manso[6].

[1] Tener peso, gravedad interior y exterior. No hagamos el bufón, aun cuando a veces hagamos alguna payasada, que los demás sepan que es por caridad y no por hábito. No ser hierático (Planchado con almidón). Ni infantilismos, ni amaneramientos estudiados. Cuidar la expresión externa.

Cordura en criterios y acciones. Empezar por tener criterio (reflexión y estudio), y criterio virtuoso.

Compostura austera y sencilla en las palabras, acciones y omisiones. Austeridad sencilla, que no llame la atención a primera vista (no seamos los “hombres austeros”). Sencillez de niños con madurez de austeridad.

[2] Recordar lo de Maritain: “Hay que tener el espíritu duro y el corazón afable, sin contar con el espíritu duro del corazón seco; el mundo no está hecho más que de espíritus duros de corazón seco, y de corazones afables con el espíritu blando.”

Y temible, porque el profeta sólo se casa con la Verdad de Dios.

[3] No dejarse cimbrear o manejar, no ser veletas, ni por personas ni por circunstancias. Y comunicativo: no vivir incomunicado en la torre de marfil.

[4]

17 Ciertamente no somos nosotros como muchos que negocian con la palabra de Dios. Antes bien, con sinceridad y como de parte de Dios y delante de Dios, hablamos en Cristo. (2Co 2,17)

[5] No seamos aduladores de los superiores o de los poderosos.

Hermanos míos, no mezcléis con la acepción de personas la fe que tenéis en nuestro Señor Jesucristo glorificado.Supongamos que entra en vuestra asamblea un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido; y entra también un pobre con un vestido andrajoso; y que dirigís vuestra mirada al que lleva el vestido espléndido y le decís: «Tú, siéntate aquí, en un buen sitio»; y en cambio al pobre le decís: «Tú, quédate ahí de pie», o «Siéntate a mis pies». ¿No sería esto hacer distinciones entre vosotros y ser jueces con criterios malos?

Escuchad, hermanos míos queridos: ¿Acaso no ha escogido Dios a los pobres según el mundo como ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que le aman? ¡En cambio vosotros habéis menospreciado al pobre! ¿No son acaso los ricos los que os oprimen y os arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que blasfeman el hermoso Nombre que ha sido invocado sobre vosotros? Ciertamente si cumplís plenamente la Ley regia según la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, obráis bien; pero si tenéis acepción de personas, cometéis pecado y quedáis condenados por la Ley como transgresores. (St 2,1-9)

[6] Es aquello de ‘con espíritu ardiente’ de San Pablo. El espíritu ardiente se hace vehemencia y ternura.

Otras características

Pensemos en la figura bíblica de José (Gn 37, 2ss y capítulos siguientes). Vendido por sus hermanos, tuvo que sufrir por su condición de esclavo. Pero Yahvé protegió a José, y llegó a ser mayordomo del Faraón. Todo le salió bien y tenía cualidades extraordinarias. Resistió la prueba del éxito (que es la prueba más difícil). El éxito produce soberbia y corrupción. Él se mantuvo inalterable.

La mujer del Faraón se enamoró de él. Él se niega a ella radicalmente, sabiendo a qué se expone. Es calumniado y llevado a la cárcel. Él mantuvo la serenidad y el dominio maravillosamente. Se portó tan bien que le encomendaron a los presos. Manifiesta un temple de alma impresionante.

No se deprime ante la adversidad y no se hincha con la prosperidad.

El Faraón le alaba y él dice que no hablemos de mí:

15 Dijo el faraón a José: «He tenido un sueño y no hay quien lo interprete, pero he oído decir de ti que te basta oír un sueño para interpretarlo.» 16 Respondió José al faraón: «No hablemos de mí, que Dios responda en buena hora al faraón.» (Gn 41)

No se manifiesta a sí mismo.

Llegan sus hermanos y come con ellos, tranquilo. Llora a solas con alegría.

Alegría

Y guárdense de manifestarse externamente tristes e hipócritas sombríos; manifiéstense, por el contrario, gozosos en el Señor (cf. Fil 4,4), y alegres y convenientemente amables (San Francisco de Asís, Cap 7 de la Regla)

Dios no nos quiere ceñudos y cariacontecidos.

Serenidad

Serenidad ante el éxito y ante el fracaso.

No seamos demasiado eufóricos ni demasiado pesimistas. Lo contrario es signo de falta de madurez.

Sin agitaciones —que es lo que el mundo quiere que hagamos—.

Non multam, sed multas” No muchas cosas, sino mucho en una cosa.

No vivamos en la herejía del activismo y del trabajismo.

Hay mucho apostolado que es tentar a Dios. He de estar en los campos de apostolado que yo pueda atender. “Haz lo que haces”.

Simpatía

Consiste en saber poner el alma en contacto con el prójimo, causándole una sensación de bienestar, agrado, felicidad, alegría, paz.

El simpático es el que no obliga a mantener a los otros una postura de defensa, de miedo.

Hay que tener celo, caridad y compasión. No es una actitud exterior sólo. No es cuestión de saber contar chistes.

Ascesis

No se trata de hacer penitencias extremadas. La ascética elemental es mantener la disposición de entrega total al Señor.

Que no se cimbree nuestra disposición de entrega. Lucha alegre en la dureza de la vida.

Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. (Flp 4)

Superación habitual de las dificultades una y otra vez.

Aniquilar cada día las polillas de las imperfecciones.

Hombre de acción

La pasividad engendra rutina.

17 Pero Jesús les replicó: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo.» (Jn 5)

Como obra Cristo, yo también. No ser de la Iglesia ‘descansante’. Mientras Cristo esté en actitud redentora, hemos de obrar.

Autocrítica severa

A nivel individual y comunitario. Si no, no nos superaremos. Armándose de humildad. Hay que someter a crítica, por ejemplo, el alcance de nuestra misión.

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,3). Hay muchos que, perseverando en oraciones y oficios, hacen muchas abstinencias y mortificaciones corporales, pero, por una sola palabra que les parezca injuriosa para sus cuerpos o por alguna cosa que se les quite, escandalizados enseguida se perturban. Estos no son pobres de espíritu, porque quien es de verdad pobre de espíritu, se odia a sí mismo y ama a aquellos que lo golpean en la mejilla (cf. Mt 5,39). (San Francisco de Asís, Avisos Cap. XIV: De la pobreza de espíritu.)

¡Ay si nos corrigen en algo en lo que nos estamos luciendo, o nos dicen que no somos tan guapos!

Bienaventurado el siervo que soporta tan pacientemente la advertencia, acusación y reprensión que procede de otro, como si procediera de sí mismo. Bienaventurado el siervo que, reprendido, benignamente asiente, con vergüenza se somete, humildemente confiesa y gozosamente satisface. Bienaventurado el siervo que no es ligero para excusarse, sino que humildemente soporta la vergüenza y la reprensión de un pecado, cuando no incurrió en culpa. (San Francisco de Asís, Avisos Cap. XXII: De la corrección.)

Valentía y audacia

Para todo: para vencer al maligno y para vencer al otro maligno que es el hombre viejo.

Para afrontar conflictos. Para resistir deseos y sobornos.

Para mantener los criterios sobrenaturales.

Desinterés

La vida espiritual puede convertirse en un puro interés.

Nuestra vida tiene un interés muy particular y personal. Lo mismo que la vida apostólica. Uno debe dedicarse a los apostolados que Dios le ponga por delante. Necesitamos la austeridad.

Veracidad y claridad

Tener bien ordenado el cuadro mental de lo que uno quiere, y de lo que uno debe querer.

Examen y meditación sobre las cosas que hemos hecho, que hacemos y que vamos a hacer.

No improvisemos. Corremos el peligro de hacer propósitos sin propósito.

Porque pienso que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha asignado el último lugar, como condenados a muerte, puestos a modo de espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres. (1Co 4)

Honrados y rectos

Honrado: varón justo, fiel a Dios hasta en los más pequeños detalles, ser virtuoso hasta en los más pequeños detalles.

Recto: juicio imparcial y desapasionado de las personas y las cosas.

Hoja ciclostilada que se entregó con ‘algunos defectos de las personas buenas’.

(Esta lista se conocía luego como ‘breve elenco de los defectos de los buenos’)

Castidad

Las caídas en la falta de castidad disipan y desalientan.

Cuidado para no caer y para levantarse inmediatamente. Para no conservar las cenizas, que rebrotan. ¡Ojo con el orgullo!

Caridad universal

Caridad con todos. Generosa en palabras y en obras. Perpetua: no es una ola, es un mar.

Humildad

Imitación de Cristo: “Ningún daño te hará el tenerte por el peor de todos…”

Para el examen

(Otra hoja que se entregó ciclostilada.)

Con los hermanos

Col 3,1ss

Vestíos del (hombre) nuevo,

      que sin cesar se renueva
      para lograr el perfecto conocimiento
      según la imagen de su Creador

Os exhorto a andar de una manera digna de la vocación con que fuisteis llamados (Ef 4,17 ss)

Col 3,1ss

Como elegidos de Dios…   …santos y amados

      revestíos de

            entrañas de misericordia
            bondad
            humildad
            mansedumbre
            longanimidad
            soportándoos y perdonándoos mutuamente (con caridad Ef 4, 17ss) siempre que diere al otro motivo de queja.

Ef 4,17ss

Solícitos de conservar la unidad de espíritu.

Sed unos para otros     bondadosos
                  compasivos
                  perdonándoos los unos a los otros como Dios os ha perdonado en Cristo.

Vivid en caridad como Cristo nos amó y se entregó por nosotros.

enseñándoos y exhortándoos con toda sabiduría y salamos (Col 3,1ss)

habla de modo conveniente y ajustado a la sana doctrina (Tito)

1Tes 5,12ss

que amonestéis a los revoltosos

que alentéis a los pusilánimes

que acojáis a los flacos

que seáis sufridos con todos

que acatéis a los que laboran con vosotros presidiéndoos en el Señor y amonestándoos y que tengáis con ellos la mayor caridad.

Con los hombres (o mundo)

2Tm

Al siervo de Dios no le conviene altercar
                  sino mostrarse manso con todos
                  pronto para enseñar
                  sufrido
                  y con mansedumbre corregir a los adversarios.

Tito

Muéstrate en todo ejemplo     de buenas obras
                              de integridad en la doctrina
                              de gravedad
                              de palabra sana e irreprensible

para que los adversarios se confundan, no teniendo nada malo que decir de vosotros.

Ef 4,17ss

Andad como hijos de la luz
      El fruto de la luz es   bondad
                              justicia
                              verdad —abrazados a la verdad—

Sed imitadores de Dios como hijos amados.

Cual varones perfectos, a la medida de la plenitud de Cristo.

hasta que alcancemos la unidad de la fe
                              y del conocimiento del Hijo de Dios

la palabra de Cristo habite en vosotros abundantemente (Col 3,1ss)

2Tm

del cual (del Evangelio) he sido hecho   heraldo (mensajero)
                                         apóstol (testimonio vivo)
                                         doctor (con sabiduría)

Guarda el depósito a ti confiado (1Tm 6,20)

Soporta con fortaleza los trabajos (2Tm)

Mira bien cómo presentarte ante Dios, probado como obrero que no tiene de qué avergonzarse (2Tm)

que viváis circunspectamente, no como necios

aprovechando bien el tiempo (Ef 4,17ss)

por esta causa sufro (por vivir como apóstol) (2Tm)

conversad discretamente con los de fuera aprovechando las ocasiones (Col 3,1ss)

sea vuestro discurso agradable, salpicado de sal, de manera que sepáis cómo os convenga responder a cada uno (Col 3,1ss)

y todo lo que hacéis de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús (Col 3,1ss)

aplicaos a la oración, velad en ella (Col 3,1ss)

      orando en todo tiempo con fervor (Ef 4,17ss)

      orad sin cesar (1Ts 5,12ss)

Dad en todo gracias a Dios (1Ts 5,12 ss)

      dando gracias a Dios en vuestros corazones (Col 3,1ss)

Estad siempre gozosos (1Ts 5,12ss)

Si le fuésemos infieles (a Cristo), Él permanecerá fiel (2Tm)

11ª Meditación. Alter Christus (Otro Cristo).

Los Ejercicios son para curarnos, para purificar la mente y el corazón.

Deben ser un instrumento y medio para hacer y deshacer.

Para no continuar siendo lo que éramos en un tiempo no remoto:

·        un vegetal que camina.

·        un animal de costumbres (en la Cartuja se puede estar vegetando),

·        un saco de nervios y de tripas con apetencias desbordadas.

Dice Miguel Delibes:

“El hombre no puede ser que sea un puro fenómeno psíquico dentro de un tubo de carne”

Necesitamos ejercicios todos los años.

Para deshacer: exámenes de conciencia para descubrir el mal que hacemos y el bien que hemos de hacer.

Para hacer: encarnar el Evangelio. No nos vale un triciclo para el Tour de France. Necesitamos una bicicleta.

Necesitamos Evangelio puro y exegética de santos.

Hemos de lanzarnos a los grandes ideales y a las grandes consignas del Evangelio.

… una de las cosas que a peor traer nos traen —en España sobre todo— es la sobra de codicia unida a la falta de ambición. ¡Si pusiéramos en subir más alto el ahínco que en no caer ponemos, y en adquirir más tanto mayor cuidado que en conservar el peculio que heramos! Por cavar en tierra y esconder en ella el solo talento que se nos dio, temerosos del Señor que donde no sembró siega y donde no esparció recoge, se nos quitará ese único nuestro talento, para dárselo al que recibió más y supo acrecentarlo, porque “al que tuviere le será dado y tendrá aún más, y al que no tuviere, hasta lo que tiene le será quitado” (Mat. XXV). No seas avaro, no dejes que la codicia ahogue a la ambición en ti; vale más que en tu ansia por perseguir a cien pájaros que vuelan te broten alas, que no el que estés en tierra con tu único pájaro en mano. (¡Adentro!, Miguel de Unamuno)

El hombre es reacio al esfuerzo, de ahí el éxito de la brujería y el ocultismo.

Cristo opta por la solución más difícil. “Otros os dorarán la píldora.”

El Evangelio es doloroso, produce dolor, duele.

Es fuego que quema.

El Evangelio no es el lugar de las contemporizaciones fáciles, sino de enfrentamientos y desgarramientos

51 «¿Creéis que estoy aquí para poner paz en la tierra? No, os lo aseguro, sino división. (Lc 12,51)

Cristo debe ser aceptado o rechazado como opción suprema.

Entretanto se iban multiplicando mis pecados, y siendo violentamente arrancada de mi lado como estorbo para mi casamiento aquella mujer con quien yo estaba acostumbrado a tratar y en quien tenía puesto mi corazón, me quedó éste tan lastimado y herido que la daga todavía estaba fluyendo sangre. (San Agustín, Confesiones, Libro VI)

La paz supone la lucha contra el pecado.

Hemos de convertirnos hacia el Modelo.

Cristo es alguien con quien vamos y a quien hemos de imitar en todo.

Rasgos del modelo.

Cristo es un hombre inteligente, sin exhibicionismos de erudito. Enseñaba con parábolas. Su dicción es de parvulario.

Habla las cosas más elevadas con el lenguaje más sencillo. Los rudos le entienden perfectamente y los sabios quedan boquiabiertos. Su palabra es clara, manifiesta, sin niebla alguna.

Es un sabio que resuelve problemas de derecho eclesiástico judío, como por ejemplo la mujer cogida en adulterio.

Es un sabio que demuestra conocimiento en todos los terrenos, por ejemplo en derecho internacional, con lo del César y la moneda.

Que resuelve problemas de teología y exégesis con naturalidad y espontaneidad, como aquél episodio del varón que muere sin dejar hijos.

Que penetra los corazones y pensamientos, como en el caso de la samaritana, Natanael, debajo de la higuera, y a Cefas que le dice que me negarás tres veces.

Ciencia no adquirida: conoce pasado, presente y futuro. Trata de lo que sea.

Propone una doctrina inigualable. Trata verdades de orden natural (Dios, hombre, mundo) y de orden sobrenatural.

Le entienden los niños a la primera.

Habla con autoridad: “Me llamáis maestro y decís verdad”. “Se os dijo, pero yo os digo”.

Luz del mundo.

Tiene un don de acomodación extraordinario. Se acomoda a todos los hombres y mentalidades, buenos y malos. Los efectos de sus palabras son maravillosos.

Su palabra es clara, sin niebla.

Es un observador atento de lo que le rodea, de la vida. Ha tomado el lenguaje del campo: habla del sol, de la lluvia, del trigo, el cedazo, la mies, el sembrador, las vides, los sarmientos…

Es un hombre comprometido. Obrero no cualificado y pueblerino. Asequible a todos, de corazón abierto.

Nota sobre el apostolado y la comunidad: Con las cosas es posible comportarse sin amor pero con los seres humanos no es posible comportarse sin amor. Si no sientes amor por los hombres, quédate tranquilo, dedícate a otras cosas. No es posible dirigirse a los hombres sin daño si no se les ama (Apostolado). Amor, no profesionalismo.

Cristo odia el triunfalismo y los pedestales. Así, después de la multiplicación de los panes,

50 Pero yo no busco mi gloria; ya hay quien la busca y juzga. (Jn 8,50)

No quiere la gloria y la alabanza de los hombres.

41 La gloria no la recibo de los hombres. 42 Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. 44 ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? (Jn 5)

Tiene gran personalidad.

Sabe perfectamente adonde va, jamás se le nota la más mínima duda, nunca se le ve inquieto. Por qué va y para qué va.

Cada día le nacen amigos y enemigos.

No teme a los hombres, por muy ricos y poderosos que sean.

A Herodes:

«Id a decir a ese zorro: Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. 33 Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén. (Lc 13 32-33)

No es un zalamero. No revolotea alrededor de los que le pueden hacer destacar y dejar de ser de la masa.

Jamás miente ni adula. Pone al hombre en un aprieto:

37 Sea vuestro lenguaje: `Sí, sí' `no, no': que lo que pasa de aquí viene del Maligno. (Mt 5, 37)

Poderoso en obras y palabras.

12 Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.» (Mc 2, 12)

Libre. Absolutamente libre. Tan libre que llegó a decir:

46 ¿Quién de vosotros puede probar que soy pecador? Si digo la verdad, ¿por qué no me creéis? (Jn 8)

Humilde. Tan humilde que puede llamar zorro a su rey y acusar a sus enemigos.

Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas.Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; ensanchan las filacterias y alargan las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame `Rabbí'.

«Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar `Rabbí', porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.Ni llaméis a nadie `Padre' vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. 10 Ni tampoco os dejéis llamar `Instructores', porque uno solo es vuestro Instructor: el Cristo. 11 El mayor entre vosotros será vuestro servidor. 12 Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado. (Mt 23)

Tan humilde que puede sufrir el silencio, el ser olvidado, marginado, maltratado.

Tan humilde que padece una pasión en silencio. Tan humilde que puede morir como el grano de trigo, en medio de las más grandes injusticias, deslealtades, traiciones.

Tan humilde que con toda naturalidad sirve a los discípulos con los pies sucios de sudor y polvo, sabiendo lo que luego iba a pasar.

Tan humilde, que puede preguntar al que le golpea: “Si he hablado mal, dime en qué, y si no, ¿por qué me pegas?”

No era aceptador de personas.

Comía con pecadores, publicanos, fariseos, sacerdotes.

Entró en Jericó y cruzaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.» Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.» Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuatro veces más.» Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abrahán, 10 pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.» (Lc 19)

Cristo se encuentra con Zaqueo en medio de la ciudad. Zaqueo era jefe de publicanos y rico. Los publicanos eran odiados. La llamada de Jesús la oye todo el mundo. Y dice el texto que todos murmuraban.

Cristo trataba con todo el mundo.

No era leguleyo. Aunque es un cumplidor de la Ley, no de la letra de la Ley. No da culto a la Ley.

Era austero y recio. Siempre está en la vanguardia. Cuando va a morir, acaba la cena y toma el sendero de Getsemaní, y va rápido. Todos huyen, él no. Todos se salvan, él no. No se esconde.

Es un deambulante que vive de limosna. No tiene donde recostar la cabeza (Lc 9,58). Vive austeramente, con sus discípulos.

Austero sin estridencias. No busca jamás invitaciones. Si le invitan y le parece oportuno, va. Come en casa de todos. Y pronuncia en ellas verdades de a kilo (por ejemplo en casa del fariseo)

Puso su vida en juego, libremente:

17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. 18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre.» (Jn 10)

Muere sin poses. Entre granujas y calumniado. Las palabras que Cristo pronuncia en la cruz son un monumento de dominio, serenidad y amor incomprensible.

Muere como una fracasado. Tiene un entierro de minorías, sin panegíricos ni muchedumbres, sin panteones.

Dijo la verdad sin disimulo, sin rodeos, sin timideces.

Los cínicos no le soportaban. Los poderosos le ficharon. En tres años de vida pública, se rodeó de enemigos.

Su palabra es clara, diáfana, profunda, metafórica, directa.

Ha de decir cosas muy difíciles de exponer:

“Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no anda en tinieblas”: luz que arranca las caretas, que cuando irrumpe, los hombres ante él se sienten pecadores. Cristo se hacía irresistible.

Luz que alimenta la fe, las claridades del alma. Él es la fe.

“Yo soy el pan de la vida”: él es afecto, delicadeza, es alimento para todos.

Es el pan que quita realmente el hambre.

“Yo soy la puerta”: que guarda, que recoge, que reúne. Seamos siempre puerta abierta para los demás. Sepamos guardar los secretos de los demás, sepamos ser confesores de los demás.

Puerta que defiende a los demás. ¡Cuántas veces el Señor nos ha cerrado la puerta de nuestra conciencia para que no la caguemos!

“Yo soy la vid verdadera, vosotros los sarmientos”: Vid recia, fecunda, estimulante, alegría de los corazones.

Seamos el vino que alegra una reunión, una fiesta, una familia, a todo el que se acerque a nosotros.

Seamos vino estimulante para los que tienen penas. Seamos vino para ahogar penas de nuestros hermanos, seamos vino para recuperar almas redimidas.

El vino es recompensa del labrador. Consuelo del hombre que trabaja. Seamos en casa consuelo y alegría de los demás.

“Yo soy la resurrección y la vida”: A todos los que andan con Cristo se les nota: tienen acento galileo. Andar con Cristo ennoblece, dignifica. La vida es apasionante descubriendo las maravillas de Cristo y oteando las promesas de Cristo.

Nos hace dioses por participación (por la gracia).

“Yo soy el buen pastor”. Es mí pastor.

Yahvé es mi pastor, nada me falta.
En verdes pastos me hace reposar.
Me conduce a fuentes tranquilas,
allí reparo mis fuerzas.

Me guía por cañadas seguras
 haciendo honor a su nombre.
Aunque fuese por valle tenebroso,
 ningún mal temería,
 pues tú vienes conmigo;
 tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas ante mí una mesa,
 a la vista de mis enemigos;
 perfumas mi cabeza,
 mi copa rebosa.

Bondad y amor me acompañarán
 todos los días de mi vida,
 y habitaré en la casa de Yahvé
 un sinfín de días.
(Sal 23(22))

Dios es absolutamente de cada uno. Me mira, porque me conoce, me ha mirado tanto, que soy inconfundible. Me protege (da la vida por ellas), me conduce. Silbidos y pedradas para que no caiga por el barranco.

“Yo soy el camino, la verdad y la vida”.

Camino vecinal que conduce, que me lleva a buen término. Es a veces sendero, atajo. A veces atraviesa los pinares y me regala con alguna sombra.

El Señor no es autopista, camino asfaltado, sino es camino de pobreza, de renuncia, de sencillez.

La Verdad. Es el testigo de la Verdad. El Señor no es palabras, es la Palabra, que se pronuncia en el silencio.

Escribe Ernest Renan (el llamado blasfemo de Europa), en su Vida de Jesús:

Y mil veces más vivo, más amado después de tu muerte que mientras cruzaste por este valle de lágrimas, llegarás a ser de tal modo la piedra angular de la humanidad, que borrar tu nombre de los anales del mundo sería conmoverle hasta en sus cimientos. Entre Dios y tú ya no se hará distinción ninguna. ¡Toma, pues, posesión de tu reino, sublime vencedor de la muerte, de ese reino adonde te seguirán, por la ancha vía que trazaste, siglos de adoradores!...

… Su culto se rejuvenecerá incesantemente; su leyenda provocará lágrimas sin cuento; su martirio enternecerá los mejores corazones, y todos los siglos proclamarán que entre los hijos de los hombres no ha nacido ninguno que pueda comparársele.

 



[1] “de continuo me desvelo y gimo cual solitario pájaro en tejado; Sal 102,8 Trad. de la Biblia de Jerusalén.

[2] Las fórmulas ex opere operato / ex opere operantis sirvieron inicialmente para indicar en la crucifixión de Jesús el valor salvífico objetivo y la acción subjetiva de los verdugos. Luego pasaron a la teología de los sacramentos para señalar su eficacia. Ex opere operato indica el modo objetivo de obrar en los sacramentos: infunden la gracia en el sujeto «en virtud de la acción sacramental cumplida debidamente, en virtud y por autorización divina. La fórmula se utilizó desde finales del siglo XII en contraste con la de ex opere operantis (en virtud del ministro o del sujeto agente, en virtud de su acción); así lo hizo en primer lugar Pedro de Poitiers (t 1205) para demostrar que el bautismo es válido independientemente de los méritos del ministro y del sujeto.

[3]   La décima adición [EE.82-86]60 y sus respectivas explicaciones y matizaciones es la más larga de todas, donde Ignacio pone su atención en la penitencia exterior que surge de la interior. Da consejos claros de acción, tanto para poderla ejercitar en el comer, el dormir, o sobre el dolor del cuerpo etc.61,  todo ordenado al fin que se busca: dominar las inclinaciones desordenadas al placer para someterlas al servicio del espíritu, reparar las injusticias ya causadas, y alcanzar gracias de Dios, todo por unión a los méritos de Cristo que las hacen válidas; con disposición a la escucha de Dios, y según la persona que la realiza. San Ignacio sabe que el hombre peca en su ser total, y se ha de convertir con su ser total, en la unidad anímico-corporal de su persona. Él sabe bien los riesgos que puede contener la exageración y el descontrol de estas penitencias. Es clave que el que da los Ejercicios tome un rol activo en su uso.

   Pero sobre todo considera indispensable las motivaciones cristianas que aduce para su uso.  (LA EXPERIENCIA EN LA PEDAGOGÍA IGNACIANA, P. JUAN PABLO CÁRCAMO VELASCO s.j., Chile)