"SOLO TU TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA"
Y
"DICHOSOS LOS QUE ESCUCHAN LA PALABRA DE DIOS"

La Palabra y la Eucaristía, fuentes de alegría.

P. Faber: "Algunas vistas de lejos se asemejan a esos picos gigantescos que se elevan a grandes alturas, son convulsiones y cataclismos los que los han aupado tan alto."

La verdadera alegría, nace de algunas convulsiones para llegar tan alto. Hay que pasar por una serie de noches.

La verdadera alegría, no es optimismo, no es reacción sicológica de la persona, no es bienestar y suerte, fruto de tener buena salud, buen sueldo, etc. Chesterton decía que un optimista es un imbécil feliz.

"El que a Mí me encuentra, encuentra la Vida."

La verdadera alegría, nace de la fe. De creer en el amor. "Mi vivir es Cristo y el morir es mi ganancia."

Es creer en la Redención. Dios quiere hacerme un hombre nuevo. Esta alegría y gozo es alegría en la fe, y tiene la fuerza de nuestra fe. La medida de nuestra fe es la medida de nuestra posibilidad de alegría. Es tan así, que es compatible con las vicisitudes y contrariedades de la vida.

Decía Bernanos: "Cuando la juventud se enfría, el mundo entero se pone a tiritar."

y nosotros: "Cuando la alegría cristiana se enfría, el mundo enloquece."

¿No será que el mundo está enfermo porque nosotros nos hemos enfermado?

Cuando la luz mengua, se intensifican las tinieblas. La verdadera alegría y gozo tarda en surgir. Es virtud, y no nace por generación espontánea. Tiene el grado de consistencia que le dan los hábitos virtuosos. No hay alegría fuera de la virtud. Las virtudes no pueden crecer aisladamente, y la alegría está entre ellas.

Las dos columnas de la alegría.


Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios.

La Palabra es columna de la alegría por lo que manifiesta y por lo que afirma.

¿Qué es para nosotros la Palabra de Dios? ¿Es para nosotros fuente de alegría?

Leemos en el Evangelio:

"¡Nadie ha hablado jamás como este hombre!"

"¡Bendito el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!"

Los discípulos de Emaús, al hablar de Jesús, en Lc 24,13 y ss

13Aquel mismo día, dos de ellos se dirigían a una aldea distante de Jerusalén sesenta estadios, llamada Emaús. 14Conversaban de todos estos sucesos, 15mientras ellos hablaban y discurrían, Jesús mismo se les acercó y caminaba con ellos. 16Pero sus ojos estaban impedidos para reconocerlo. 17Y les dijo: "¿Qué conversación es la que lleváis en el camino?" Y se detuvieron entristecidos. 18Uno de ellos, llamado Cleofás, respondió: "Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha sucedido en ella en estos días."

19Y les dijo: "¿Qué?" Y ellos le contestaron: "Lo de Jesús de Nazaret, un hombre que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y todo el pueblo;20Cómo lo entregaron nuestros pontífices y magistrados para ser condenado a muerte y lo crucificaron. 21Nosotros esperábamos que sería El quien libertara a Israel, pero a todo esto ya es el tercer día desde que acaecieron estas cosas. 22Por cierto, que algunas mujeres de nuestro grupo nos han dejado asombrados; fueron muy temprano al sepulcro, 23y no habiendo encontrado su cuerpo, volvieron hablando de una aparición de ángeles que dicen que vive. 24Algunos de los nuestros fueron al sepulcro, y lo encontraron todo como las mujeres han dicho, pero a El no le vieron."

25Entonces les dijo: "¡Oh necios y tardos de corazón para creer lo que dijeron los profetas! 26¿No era necesario que Cristo sufriera todo eso para entrar en su gloria?" 27Y empezando por Moisés y todos los profetas, les interpretó todo lo que sobre El hay en todas las escrituras. 28Llegaron a la aldea donde iban, y El aparentó ir más lejos, 29mas ellos lo forzaron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque es tarde y ya ha declinado el día." Y entró para quedarse con ellos. 30Puesto a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, y lo partió y se lo dio. 31Y sus ojos se abrieron y lo reconocieron, y desapareció de su lado. 32Y se dijeron uno a otro: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?"

Sin embargo, quizá la Sagrada Escritura es el libro que menos conocemos, o que no conocemos suficientemente.

¿Hemos pensado y meditado suficientemente la Palabra de Dios?

¿Hemos descubierto el tesoro de la Palabra de Dios?

¿Somos hombres de la Palabra?

Sin embargo, toda la Palabra de Dios está en casa, en un librito. La Palabra de Dios es el testamento de Dios para .

¡Cuánto años llevo, y qué poco he meditado en la Palabra de Dios!

Indica la dura cerviz, que estamos chalaos. No somos capaces ni de ser egoístas. No somos sedientos de la Palabra de Dios, para poder chafardear bien los misterios de Dios y poder ver la encarnación de ellos en mi vida. (Ejemplo del hermano Zacarías de la Trapa de la Oliva, a quien su padre les contagió la necesidad de rezar cada día el Rosario)

El fundamento de la vida debe ser orar, leer la Palabra de Dios, y recibir los Sacramentos.

¡Qué gravísima equivocación estamos teniendo! No leemos suficientemente la Palabra de Dios.

"¡Di una sola palabra, y mi alma quedará sana!"

Así en nuestras misas, que nadie se entera: los que no están, los que están llegando, y los que están por los que están llegando. En cambio, "María conservaba todas estas cosas en su corazón, todas las palabras". Desde la primera palabra del Niño Jesús. "Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica."

En la parábola del sembrador y la semilla, el diablo es el cuervo, la pezuña, la zarza, el terreno pedregoso. Está siempre alrededor de la Palabra. Le tiene miedo a la Palabra, porque la Palabra obra ex opere operato. Y, sin embargo, la Palabra de Dios es la que nos ha creado y nos ha redimido.

La Palabra es la que ha hecho nuestra existencia, nuestro destino. Es la que crea el Pueblo de Dios. Nos reúne, nos convoca y nos vivifica. Crea los Sacramentos. (En los Sacramentos, la forma es Palabra).

La Palabra es la que perdona nuestros pecados.

Así, hemos de tener un gran recogimiento religioso en la lectura de la Palabra de Dios en la Ultreya.

Es tan importante, que es Dios, es la que juzgará a las naciones, a la comunidad y a cada uno de nosotros.

Leemos en Jn 12,47-48

47Yo no juzgo al que oye mis palabras y no las guarda; pues no he venido a juzgar al mundo, sino a salvarlo. 48El que me rechaza y no acepta mi doctrina, ya tiene quien lo juzgue; la doctrina que yo enseñé lo juzgará en el último día;

Es la Palabra la que nos juzgará también.

¿Por qué no tenemos hambre de la Palabra?

Porque no la hemos leído suficientemente, o suficientemente bien. Antes de leer la Palabra, hemos de ambientar el alma, haciendo un poco de oración. Tal vez leerla después de un buen rato de recogimiento, por ejemplo después de una visita al Santísimo.

El sistema es:

Leer Þ callar Þ pensar Þ admirar Þ amar Þ caminar.

Caminar es poner en obra la Palabra. Debe leerse con el mismo espíritu con que se pronunció y con que se escribió. Se trata de escuchar, que es oír con amor. Se trata de que la Palabra pueda entrar en nuestra vida. Hay que escucharla con ganas.

          'El que es de Dios, oye mi voz'

          'Penetra hasta la médula...'

Los ortodoxos, tienen la Sagrada Escritura en el altar mayor de las iglesias. ¿Por qué no tener la Sagrada Escritura entronizada en casa? Hay que tratarla como a la Eucaristía. No pasemos de cualquier manera ante la Palabra y ante la Eucaristía. Hemos de tener la actitud de la hemorroísa en medio de la muchedumbre. No basta cualquier forma de orar, de escuchar. Es necesaria una lectura creyente, expectante, contemplativa. La Sagrada Escritura es mucho más que una historia: es una profecía. Es ver, prever, preconocer. Es una revelación clamorosa de los misterios de Dios. Está manifestado Dios en su esencia: su amor.

Es la historia de la Salvación. Son los caminos de la Salvación. Son los secretos de la Salvación.

Nos dice lo que pasó, lo que pasa y lo que pasará. Es la historia de la vida, el destino de la vida, el camino de la vida. Posee el secreto de la vida.

"Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia."

"Sólo tú tienes palabras de vida eterna." (Jn 6,68)

En Jn 1,4 :

4Cuanto ha sido hecho,
en El es vida,
y la vida es la luz de los hombres;

y en II Tim 3, 15-16

15pues desde la infancia conoces las Sagradas Letras, las cuales pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación por la fe en Jesucristo. 16Pues toda la Escritura divinamente inspirada es útil para enseñar, para argüir, para corregir, para formar en la justicia.

La Palabra de Dios habla, señala y manifiesta. La Palabra de Dios ilumina y transforma.

"El que viene en pos de mí, no anda en tinieblas."

Sin la Palabra y sin la Eucaristía, no puede haber verdadera vida en Dios.

¿Soy un hombre a quien Dios ha hablado poco? Necesito estar transido de la Palabra. Necesitamos hombres a quienes Cristo les haya hablado y a quienes Cristo les está hablando.

Dichosos los que le han reconocido en la fracción del Pan.

La Eucaristía es columna por lo que es y por lo que da.

Hay que reconocerlo en la Eucaristía.

La Eucaristía es el paroxismo que sólo el amor de Dios podía crear e inventar. No hay en toda la historia de la humanidad cosa parecida.

La única aproximación bastarda es el panteísmo hindú. La Eucaristía es el amor infinito, y el anonadamiento infinito. Sólo la explica el amor infinito. Parece un disparate. Anonadamiento infinito. La majestad de Dios,

Ap 19,6

6Luego oí como una voz de una gran multitud y como una voz de muchas aguas, y como una voz de potentes truenos, que decía: "¡Aleluya! porque el Señor, nuestro Dios, omnipotente, ha establecido su reino.

Ex 19,20

20Yavé, pues, descendió sobre la montaña del Sinaí, invitó a Moisés a subir a la cima, y Moisés subió. 21Yavé dijo a Moisés: "Desciende e intima al pueblo que no irrumpa hacia Yavé para observar, no vayan a perecer muchos. 22Que también los sacerdotes, que se acercan a Yavé, se santifiquen, para que Yavé no irrumpa contra ellos."

Y se hace anonadamiento infinito.

No esperemos de Dios otra cosa que el que El nos ame y nos enseñe a amar. En Cristo hemos descubierto el amor de Dios, la debilidad y el sufrimiento de Dios por nosotros. El mundo debería ser una Eucaristía. Amor, oblación, acción de gracias y Comunión.

Cristo es amor que se da.

Oblación: entrega absoluta de todo el ser.

Se hace acción de gracias.

El día que todos los hombres estemos en actitud eucarística, se terminará el mundo.

La Eucaristía es el banquete de la vida, del amor, del gozo.

"Tu Palabra me da vida..."

"El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene la vida eterna."