Veamos la Pasión desde dentro. Lo que vice y dice Jesús. Hay una necesidad de salvación. La cuestión de la salvación es punto de partida. No puede disociarse Dios de Cristo.
Walter Kasper en ‘El hombre doliente’ dice:
…el interlocutor de una teología actual es el hombre doliente que tiene experiencia concreta de la situación de infelicidad y es consciente de la impotencia y la finitud de su condición humana.
No de lo fronterizo, sino del núcleo.
Y Carrell en Lourdes, habla de la necesidad de la inmortalidad. Implica que esa vida existe. Según él, el 3er instinto es el de la elevación espiritual (después del de conservación y el de la especie).
Nos preguntamos: la muerte de Jesús, ¿fue impuesta?
El sentido de su morir lo da en la Eucaristía. En la institución de la Eucaristía, en el Cenáculo, Jesús rezó los himnos del Hallel, con un sentido rotundo e irrepetible. Son los salmos 113 al 118.
(traducción Biblia de Jerusalén) |
(traducción de la Liturgia de las Horas) |
SALMO 113 (112) Al Dios de gloria y de piedad 1 ¡Aleluya! 4 ¡Excelso sobre los pueblos Yahvé, 7 Levanta del polvo al desvalido, |
Alabado sea el nombre del Señor Alabad,
siervos del Señor, El
Señor se eleva sobre todos los pueblos, Levanta
del polvo al desvalido, |
SALMO 114 (113 A) ¡Aleluya! 3 El mar lo vio y huyó, 5 Mar, ¿qué te pasa que huyes, 7 La tierra tiembla en presencia del Dueño, |
Salmo
113 Cuando
Israel salió de Egipto, El
mar, al verlos, huyó, ¿Qué
te pasa, mar, que huyes, En
presencia del Señor se estremece la tierra, |
SALMO 115 (113 B) 1 ¡No a nosotros, Yahvé, no a nosotros, 3 Nuestro Dios está en el cielo, 5 Tienen boca y no hablan, 7 Tienen manos y no palpan, 9 Casa de Israel, confía en Yahvé, 12 Yahvé se acuerda y nos bendice: 14 ¡Que Yahvé os multiplique, 17 Los muertos no alaban a Yahvé, |
Salmo
113 B No
a nosotros, Señor, no a nosotros, Nuestro
Dios está en el cielo, tienen
boca, y no hablan; tienen
manos, y no tocan; Israel
confía en el Señor: Que
el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga, Que
el Señor os acreciente, Los
muertos ya no alaban al Señor, |
SALMO 116 (114-115) ¡Aleluya! 3 Me aferraban los lazos de la muerte, 5 Tierno y justo es Yahvé, 7 ¡Vuelve a tu calma, alma mía, 9 Caminaré en presencia de Yahvé |
Amo
al Señor, porque escucha Me
envolvían redes de muerte, El
Señor es benigno y justo, Alma
mía, recobra tu calma, Caminaré
en presencia del Señor |
10 ¡Tengo fe, aún cuando digo: 12 ¿Cómo pagar a Yahvé 15 Mucho le cuesta a Yahvé 17 Te ofreceré sacrificio de acción de
gracias |
Salmo
115 Tenía
fe, aún cuando dije: ¿Cómo
pagaré al Señor Mucho
le cuesta al Señor Te
ofreceré un sacrificio de alabanza, |
SALMO 117 (116) ¡Aleluya! 2 Pues sólido es su amor hacia nosotros, |
Salmo
116 Alabad
al Señor, todas las naciones, Firme
es su misericordia con nosotros, |
SALMO 118 (117) ¡Aleluya! 2 ¡Diga la casa de Israel: 3 ¡Diga la casa de Aarón: 4 ¡Digan los que están por Yahvé: 5 En mi angustia grité a Yahvé, 6 Yahvé está por mí, no temo, 8 Mejor refugiarse en Yahvé 10 Me rodeaban todos los gentiles, 13 ¡Cómo me empujaban para tirarme!, 15 Clamor de júbilo y victoria 17 No he de morir, viviré 19 ¡Abridme las puertas de justicia, 20 Aquí está la puerta de Yahvé, 21 Te doy gracias por escucharme, 22 La piedra que desecharon los
albañiles 23 esto ha sido obra de Yahvé, 24 ¡Éste es el día que hizo Yahvé, 26 ¡Bendito el que entra en nombre de
Yahvé! ¡Cerrad
la procesión, ramos en mano, 28 Tú eres mi Dios, te doy gracias, 29 ¡Dad gracias a Yahvé, porque es
bueno, |
Salmo
117 Dad
gracias al Señor porque es bueno, Diga
la casa de Israel: Diga
la casa de Aarón: Digan
los fieles del Señor: En
el peligro grité al Señor, El
Señor está conmigo: no temo; Mejor
es refugiarse en el Señor Todos
los pueblos me rodeaban, Empujaban
y empujaban para derribarme, Escuchad:
hay cantos de victoria No
he de morir, viviré Abridme
las puertas del triunfo, –Ésta
es la puerta del Señor: –Te
doy gracias porque me escuchaste La
piedra que desecharon los arquitectos Es
el Señor quien lo hecho, Éste
es el día en que actuó el Señor: –Bendito
el que viene en nombre del Señor, –Ordenad
una procesión con ramos Tú
eres mi Dios, te doy gracias; Dad
gracias al Señor porque es bueno, |
El sentido integral de lo que dicen los salmos, no lo tenían hasta ese momento.
En Getsemaní tenemos un buen modelo para la oración en situaciones muy difíciles. Jesús sufre, y mucho porque es más sensible que tú y que yo.
38 Entonces les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo.» 39 Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieres tú.» 40 Viene entonces a los discípulos y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo? 41 Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.» 42 Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: «Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.» 43 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados. 44 Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. (Mt 26)
Muchas veces habrá que volver con la misma oración.
Jesús va cambiando en ese camino hacia la Pasión. Empieza diciendo ‘si es posible, que pase de mí esta copa’, luego recita en la cruz el salmo 22:
1 Del maestro de coro. Sobre
«la cierva de la aurora«. Salmo. De David.
2
¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?
Estás lejos de mi queja, de mis gritos y gemidos.
3
Clamo de día, Dios mío, y no respondes,
también de noche, sin ahorrar palabras.
4
¡Pero tú eres el Santo, entronizado
en medio de la alabanza de Israel!
5
En ti confiaron nuestros padres,
confiaron y tú los liberaste;
6
a ti clamaron y se vieron libres,
en ti confiaron sin tener que arrepentirse.
7
Yo en cambio soy gusano, no hombre,
soy afrenta del vulgo, asco del pueblo;
8
todos cuantos me ven de mí se mofan,
tuercen los labios y menean la cabeza:
9
«Se confió a Yahvé, ¡pues que lo libre,
que lo salve si tanto lo quiere!».
10
Fuiste tú quien del vientre me sacó,
a salvo me tuviste en los pechos de mi madre;
11
a ti me confiaron al salir del seno,
desde el vientre materno tú eres mi Dios.
12
¡No te alejes de mí, que la angustia está cerca,
que no hay quien me socorra!
13
Novillos sin cuento me rodean,
me acosan los toros de Basán;
14
me amenazan abriendo sus fauces,
como león que desgarra y ruge.
15
Como agua me derramo,
mis huesos se dislocan,
mi corazón, como cera,
se funde en mis entrañas.
16
Mi paladar está seco como teja
y mi lengua pegada a mi garganta:
tú me sumes en el polvo de la muerte.
17
Perros sin cuento me rodean,
una banda de malvados me acorrala;
mis manos y mis pies vacilan,
18
puedo contar mis huesos.
Ellos me miran y remiran,
19
reparten entre sí mi ropa
y se echan a suertes mi túnica.
20
Pero tú, Yahvé, no te alejes,
corre en mi ayuda, fuerza mía,
21
libra mi vida de la espada,
mi persona de las garras de los perros;
22
sálvame de las fauces del león,
mi pobre ser de los cuernos del búfalo.
23
Contaré tu fama a mis hermanos,
reunido en asamblea te alabaré:
24
«Los que estáis por Yahvé, alabadlo,
estirpe de Jacob, respetadlo,
temedlo, estirpe de Israel.
25
Que no desprecia ni le da asco
la desgracia del desgraciado;
no le oculta su rostro,
le escucha cuando lo invoca».
26
Tú inspiras mi alabanza en plena asamblea,
cumpliré mis votos ante sus fieles.
27
Los pobres comerán, hartos quedarán,
los que buscan a Yahvé lo alabarán:
«¡Viva por siempre vuestro corazón!».
28
Se acordarán, volverán a Yahvé
todos los confines de la tierra;
se postrarán en su presencia
todas las familias de los pueblos.
29
Porque de Yahvé es el reino,
es quien gobierna a los pueblos.
30
Ante él se postrarán los que duermen en la tierra,
ante él se humillarán los que bajan al polvo.
Y para aquel que ya no viva
31
su descendencia le servirá:
hablará del Señor a la edad 32 venidera,
contará su justicia al pueblo por nacer:
«Así actuó el Señor».
Hay una progresiva aceptación de la Pasión.
Hemos de comunicar la fe a los otros.
¿Cómo evangelizar? Pues como dice Juan, de lo que contemplamos, de lo que hemos visto:
1 Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida (1Jn 1)